José María Nieto Vigil

Sin Perdón

José María Nieto Vigil


Castilla

02/02/2024

Y León, por aquello del respeto al ordenamiento territorial español actual, siendo respetuoso con la legalidad vigente, que en muchas ocasiones no tiene nada que ver con la verdad histórica, al menos en España.
Sea Castilla, o sea Castilla y León, la realidad es pareja en muchos aspectos, como lo es con otras regiones autónomas del interior que padecen la misma situación. Éxodo rural, envejecimiento demográfico, dispersión de la población, falta de relevo generacional, aumento de la mortalidad, descenso de la natalidad, precariedad en servicios públicos básicos -léase sanidad pública, transporte, educación, seguridad, o Internet-, falta de tiendas de alimentación, pan, oficinas bancarias, cajeros…etcétera. Qué les voy a contar a los castellanos y leoneses que siguen aferrándose con uñas y dientes a su tierra, demostrando su apego, abnegación y esfuerzo en su diario vivir, pese a lo adverso de las múltiples circunstancias que les acompañan. 
Son gentes de bien, personas que pelean por sus pueblos, que se niegan a que desaparezcan sin una oportunidad. Mi reconocimiento es mayúsculo y mi agradecimiento máximo. Además, por si fuera poco, la ganadería y la agricultura atraviesan una profunda crisis sin precedentes, generando producciones a pérdidas, dependiendo de la climatología y de las poco propicias políticas de la PAC. Es decir, escueta y llanamente, un panorama complicado y terriblemente desalentador que agiganta, si cabe, su formidable empeño por seguir dando luz, color y calor al medio rural.
Siendo sinceros, en un día como hoy, cuando llega el ocaso, cuando el sol se pone y desaparece en el horizonte, se instaura el silencio en nuestros pueblos. Caseríos sin moradores, casas sin residentes, y poblaciones tenuemente iluminadas por el alumbrado público se suceden de forma evidente. La mudez, la calma y el sosiego estridente se imponen recordándonos la realidad descrita. Apenas se ven luces en algunas casas, las persianas echadas sellan el reposo impuesto por la paz que provoca el indeseado e irreversible abandono. Sin ocultación ninguna, la realidad se muestra de manera impenitente.