Froilán de Lózar

La madeja

Froilán de Lózar


Gracias, paisanos

15/09/2023

Pasa la vida. A partir de los sesenta, la vida pasa más deprisa que nunca, porque explican los más puestos en esto que la mente va a carrera tendida.
Nos vemos reflejados un poco en aquellos que nos animan a recordar nuestros primeros años en la escuela, en el colegio, en la mili. Eso es lo que pasó este año en la Feria de San Bernardo. De pronto, llegaron compañeros que estudiaron contigo en Valladolid o, que estuvieron antes, y que te siguen por las redes.
No alcanzaron los libros para todos, a pesar de que nadie sea profeta en su tierra. Venía bien pertrechado, aunque a veces, conociendo un poco las ferias, sabes que al final nunca es tanto como te lo pintan. Pero sí, ahí quedan para muestra unos ejemplos: los hermanos Jesús y José María, de San Salvador; Ricardo, compañero de estudios en Valladolid; Evilio Morán, que fuera alcalde de Guardo y que estudió también en el mismo colegio que nosotros; los habitantes de la casita de Peña Tremaya que me pidieron dos libros firmados para una seguidora, un descendiente de Casavegas; los nietos de Primitiva y Abundio, de Lebanza, de quienes tantos y tan buenos recuerdos atesoro, que tienen toda la colección; amigos y seguidores de Polentinos, de los Redondos, mi prima Yova que se llevó para Madrid Ver dos veces las cosas, mi vecina Silvita, que hizo el esfuerzo de traerme de casa un puñado de libros y se llevó el último sobre la Comunidad; una pareja de Vado, que proceden de Andalucía y están encantados de esta tierra; Asun, que se lleva un ejemplar de Ver dos veces las cosas para Málaga; y María Asun y Gonzalo, de San Salvador que se llevaron un ejemplar de Castilla y León es vida.
A todos los que adquirieron un libro de Cervera, Polentinos, Pernía y Castillería, que se agotaron también, y a cuantos llegaron a saludarme, como el escritor cántabro Isidro Cicero, autor al que menciono en algunos de los artículos publicados, quiero mostrarles mi agradecimiento en esta vieja Madeja. Dice García Lorca: «Que no se acabe nunca la madeja / Del 'te quiero, me quieres' / Con decrepito sol y luna vieja».