Antonio Álamo

Antonio Álamo


Curiosidad

19/10/2023

Después de escuchar las recientes declaraciones de la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 sobre el conflicto bélico surgido tras el ataque de Hamás a Israel queda cierta curiosidad por conocer los resultados electorales que obtenga su partido político en el futuro. Lo que dijo lo dijo poco después del asalto por sorpresa de este grupo terrorista y está recogido en imágenes televisivas, con lo cual se puede escuchar entrando en Google y buscándolo… «Hoy queremos alzar nuestra voz para denunciar que el estado de Israel está llevando a cabo un genocidio planificado en la franja de Gaza, dejando sin luz, sin comida y sin agua a cientos de miles de personas y llevando a cabo bombardeos sobre población civil que son un castigo colectivo, incumplen gravemente el derecho internacional y pueden considerarse crímenes de guerra».
Hasta ahí es legítimo que cada cual se exprese como quiera o que considere facción armada al grupo terrorista que entró en Israel asesinando a civiles y tomando rehenes para utilizarlos como piezas de cambio. Y también es legítimo que cada cual tome partido por quien quiera. O que omita en su alocución la actuación de los milicianos palestinos. También es legítimo instruirse o no hacerlo u opinar de forma coherente o sesgada. Sea sobre el conflicto entre Palestina e Israel o sobre otros asuntos. Por otro lado, es comprensible meter la pata y en función de la idiosincrasia de cada cual sacarla mediante una disculpa que puede ejecutarse de muchas maneras. No obstante, hay quien la mete y se niega a disculparse, quizá porque se lo impide su condición.
El caso de la ministra Belarra resulta curioso porque, que se sepa, no es ministra de Asuntos Exteriores y forma parte de un gobierno en el que ella carece de competencias para inmiscuirse en asuntos como este. Ya lo hizo durante la cumbre de la OTAN en Madrid y en otras ocasiones, dando a entender una y otra vez que por encima de su responsabilidad como representante de los ciudadanos del país están sus querencias personales, lo cual también es legítimo. Bien. En lo que quizá no ha reparado ni un ápice es en lo que piensa la mayoría de esos mismos ciudadanos cuando escuchan declaraciones así en boca de ministro o ministra.