A la palentina Amalia Suárez le diagnosticaron trastorno bipolar hace doce años, cuando tenía 31, y encontró en la pintura una gran aliada para explicar lo que siente durante el tiempo en el que sufre depresión y manías. «En los cuadros se ve perfectamente», declara esta pintora «por afición» que recibió formación artística en la escuela Mariano Timón de la capital y en diversos cursos de la Universidad Popular de Palencia (UPP). Además de las clases, admite que también fue un poco «autodidacta» a la hora de coger los pinceles.
Una selección de una veintena de sus obras pictóricas se expondrá en el bar El Cafetín de la capital (calle Padre Claret) durante las próximas semanas. La inauguración será mañana, aprovechando la celebración del Día Mundial de la Salud Mental, según explicó la propia pintora. «Los voy a colocar para que se vea la división de cómo estamos afectados en un momento y en otro.En los cuadros se va a a ver perfectamente», añade la pintora.
Muchas de las piezas que se colocarán en el establecimiento hostelero están datadas en la época de la pandemia de coronavirus. «Pintar me sirve muchísimo como terapia.Es muy difícil de expresar lo que estás sintiendo cuando estás mal y esto me ayuda sin tener que hablar», ma nifiesta Suárez.
Además, espera que la muestra de El Cafetín sirva para reivindicar los derechos de las personas con trastornos vinculados a la salud mental «aún muy demonizados», como el trastorno bipolar o la esquizofrenia. «Existe mucho estigma todavía», recuerda.
Por otro lado, en relación con la situación de los pacientes de trastorno bipolar de Palencia, muchos de los cuales conoce de grupos de apoyo, reclama mejoras en la atención.
«Para notar avances en la mejoría hace falta psiquiatra, psicólogo y psicoeducación para la familia y en la SeguridadSocial solo aportan al primero. Es muy importante hablar también con un psicólogo porque el psiquiatra solo te da medicación», concluye la pintora.