Hoy he decidido no saber nada más. Ni de la DANA ni de la victoria de Trump. Tengo estrés mediático. Apago la televisión y no leo ni whasapps ni correos. Los excrementos de la catástrofe son de toda índole, y no me sientan bien. Allá el mundo y sus espeluznantes consecuencias. Avaricia, cinismo, abandono, poder... ¿Qué es la política hoy día? La metáfora de la DANA arrasándolo todo no puede ser más oportuna: estamos en el fango, sí. Esa palabra que han puesto de moda y se ha convertido en realidad. De tanto horror y tristeza mi cabeza está agotada y lo que hemos visto y sentido todos, pasa factura. No es asumible ver en directo la avalancha del monstruo y al mismo tiempo a tu presidente y señora en la India con flores en el pelo derramando lisuras. Solamente los periodistas dando la voz al mundo. Los demás paralizados e inútiles, cruzando frases endemoniadas de te toca a ti, me lo pides, tú no vas…Una desgracia total. Ah, ¡Pero la nueva juventud! Los del tatuaje y la incultura. Los del paro y las subvenciones, como una masa cruzando el Mar Rojo para aliviar tanto dolor. Qué gran esperanza esas imágenes y qué orgullo renovado después de haberlo perdido…Una generación que se hará cargo de nuestro futuro para salvar esta democracia enferma llena de politólogos (bueno, y de jueces) que no saben nada más que invadirnos de ideologías inútiles y que sólo de verlos y oírlos me levantaban dolor de cabeza y rabia, y se me quemaba la tortilla de patatas
El buenismo no tiene nada que ver con la bondad, que está en la conciencia y empatía naturales en el ser humano, como hemos visto en los jóvenes que, con una pala y un carro lleno, emprendieron camino, sacrificando unos días de descanso. Ahora nos queda por ver mucho… los dineros. Los presupuestos y el futuro roto de tanta gente. Quizás tiene sentido la tendencia a las autocracias representadas por líderes duros y determinativos. Pero esto también da miedo. El mundo hoy es una encrucijada tenebrosa que, con el tiempo, quizá dé a luz un sistema más limpio y pacífico. De momento nos queda ser espectadores atónitos de tanto dolor y desastre. Un brindis por la juventud que ha mostrado su mejor cara y que Dios nos asista.