Luis Miguel de Dios

TRIGO LIMPIO

Luis Miguel de Dios

Escritor y periodista


Blindaje

17/09/2024

Las Cortes regionales han aprobado recientemente la ley que blinda los servicios públicos. El nombre es más largo y ampuloso, pero ya todo el mundo habla de la Ley Blindaje, a secas, para qué andar con rodeos y eufemismos. ¿En qué consiste? Simplemente, y no es poco, en asegurar el mantenimiento y correcta aplicación de educación, sanidad y servicios sociales. Es decir, que nunca estén peor que ahora, que no se pierdan ni prestaciones ni atención, esencialmente en el medio rural, que está más desprotegido a causa de su despoblación y envejecimiento. Dicho así, todo parece perfecto, genial. Sin embargo, gran parte de la oposición votó en contra cuando se debatió en el hemiciclo una norma presentada como proposición de ley y que, antes de la ruptura, habían consensuado (o eso parecía) PP y Vox cuando se llevaban bien. Las principales críticas apuntaron a que la nueva ley no añade nada a lo que ya había, es decir que es un brindis al sol, una operación de propaganda de esas que prefieren decir que algo se ha hecho a hacerlo realmente. Desde la bancada socialista se insistió en que la ley no contempla ningún tipo de sanciones si se incumple. O sea, que da igual seguirla a rajatabla que saltársela a la torera. Recurramos a una vieja pregunta: ¿quién vigila a los vigilantes? Podríamos preguntarnos también si la Junta va a hacer balances periódicos del funcionamiento de su ley-estrella. ¿Ese blindaje va a ir acompañado de más presupuesto, de más médicos, de más residencias públicas, de mejores sueldos para docentes y sanitarios? Si estos apartados, y otros, siguen igual que están, es dudosa la eficacia de la ley. Se dice que se blindan servicios, sí, pero ¿con qué materiales?, ¿cómo? Ya sabemos desde siempre que el papel lo aguanta todo, que puedes plasmar en él lo que quieras, pero la realidad va muchas veces por otros derroteros; hay que aplicar lo aprobado. En Tábara y Bermillo de Sayago (Zamora) llevan meses y meses manifestándose los sábados por los problemas sanitarios que sufren. ¿Servirá la ley de blindaje para solucionarlos o continuarán las deficiencias, aunque, eso sí, ya bien blindadas?