La conocemos y seguimos gracias a la labor de los medios que nos mantienen informados continuamente. La actualidad nunca permanece estática. Su naturaleza es el cambio permanente y, a veces, vertiginoso. La tragedia sufrida por los pueblos del Levante sigue ocupando el centro de los informativos, pero las elecciones en Estados Unidos y el triunfo sin paliativos de Donald Trump han compartido la actualidad e, incluso, algún medio ha conseguido algo que parecía difícil: conectar ambas noticias. Se llegó a afirmar que el triunfo de Trump constituye otra terrible catástrofe para los valencianos, al equiparar ambos hechos en igualdad de consecuencias trágicas, llevando, así, los acontecimientos a un punto de sectarismo insoportable. Del mismo modo que los miembros del Gobierno manipularon la información de las visitas a Paiporta de los Reyes y Sánchez. Las imágenes de estas visitas ilustran la enorme distancia que existe entre La Zarzuela y La Moncloa. Es bien sabido que el aún presidente Sánchez no frecuenta el contacto con los ciudadanos ya que, cuando esto ocurre, sólo recibe abucheos. Es la razón por la que, cuando se expone al público, suele hacerlo acompañando a los Reyes para que los aplausos a la familia real puedan atenuar el efecto de los abucheos a él dirigidos. Los lamerones que forman el séquito del presidente reaccionaron de forma automática a los insultos y broncas recibidos en Paiporta injuriando a los muy justamente desesperados e indignados ciudadanos, como alborotadores de la extrema derecha. Fue suficiente para que la escolta de Sánchez se lo llevase, casi en volandas, hacia Moncloa. Mientras tanto, los Reyes intentaban consolar, escuchar y abrazar a los damnificados con gallardía y entereza, a pesar del clima de violencia en que se desarrolló la visita. Pedro Sánchez está bien, según informó aunque nadie le preguntó por su estado. Era evidente: envilecido y cobarde, pero bien. Anunció la última indecencia: ligar la aprobación de los presupuestos generales a la agónica tragedia levantina con la intención de chantajear a la oposición. Es la actualidad.