La berrea ha llegado a su fin y en Linarejos, una pequeña aldea de la Sierra de la Culebra de Zamora, ya han vuelto a ver ciervos merodeando por el pueblo pero no al que más cariño le tenían, al que bautizaron con el nombre de Carlitos y que los vecinos creen que lo mataron "por venganza". Ese ciervo adquirió cierta fama a principios de septiembre, cuando los vecinos de esa localidad de diez habitantes próxima a la frontera con Portugal lograron más de 57.000 firmas de apoyo para que el venado fuera indultado, ante la sospecha de que lo habían seleccionado por su imponente cornamenta como uno de los ejemplares a abatir en la modalidad de caza a rececho, en la que el animal al que disparan se elige por sus características o edad.
En Linarejos, Carlitos no era un ciervo cualquiera, le habían cogido cariño tras verlo crecer durante ocho años y alimentarse de manzanas, castañas y otros frutos, con una querencia especial a acudir a la aldea, sin mostrar mucho temor por los vecinos y turistas de la localidad.
En el hotel rural del pueblo el cérvido también había sido capaz de impulsar la actividad turística, ya que "la gente que venía por primera vez ya lo conocía a través de las reseñas de otros clientes", explica a EFE el propietario del negocio, Pepe Álvarez. Pero hace ahora un mes se cumplió el peor de los presagios, los vecinos dieron la voz de alarma de que habían matado a Carlitos y habían encontrado su cadáver sin la cornamenta y desmembrado en un paraje próximo al pueblo.
La supuesta muerte fue para Junta de Castilla y León sólo cuestión de horas, las que tardó, ante el revuelo surgido por la denuncia vecinal, en desmentirla y asegurar que Carlitos seguía vivo y no era el ciervo abatido.
La prueba de las marcas en la oreja La Consejería de Medio Ambiente, encargada de la gestión cinegética en la Sierra de la Culebra, indicó que los agentes forestales y celadores que acompañaban al cazador y documentaban el ejemplar sacrificado le habían transmitido que no se trataba de ese venado, aunque ya entonces los vecinos desmintieron al Gobierno autonómico y aportaron como prueba las fotos de unas marcas en la oreja que tenían idénticas Carlitos y el ciervo muerto.
Un mes después, con la berrea concluida y el regreso de los ciervos tras su época de actividad sexual, en Linarejos están pendientes de los ejemplares que regresan por si apareciera Carlitos con su cornamenta de catorce puntas, aunque Pepe Álvarez asegura que todos los vecinos están convencidos de que lo han matado. "Qué le vamos a hacer, es lo que toca, es una reserva y los ciervos son suyos aunque sólo pedíamos que lo mantuvieran con vida unos años más", declara el propietario del hotel rural del pueblo.
Un halo de esperanza
El vecino que encontró el cadáver, Eloy Martín, es de la misma opinión y acusa a la Junta de Castilla y León de actuar "por venganza" porque habían pedido "que no lo mataran". Él ha sentido especialmente lo que le ha ocurrido a Carlitos porque le había hecho un seguimiento y fotografiado desde que tenía un año. Otra vecina, Pilar Devesa, afirma que cuando ahora pasea por el campo o ve un rumiante con cornamenta a las afueras del pueblo mira "con un halo de esperanza" de haberse confundido. Pero reconoce que en Linarejos tienen "clarísimo que no vamos a volver a verle". "Sería un milagro la resurrección de Carlitos", zanja.