Súper Agropal se puso manos a la obra (al Obradoiro), para lograr una victoria que disipa dudas, por si las hubiera, y da confianza cara al futuro. Puede tener carencias en relación a los equipos con mayor músculo económico, pero las suple con compromiso y calidad.
Oroz, Borg, Vaulet, Kamba y Krutwig era el quinteto inicial propuesto por Luis Guil. Un equipo que ponía de manifiesto con claridad sus intenciones: intensa defensa, ritmo rápido, transiciones cortas. El Obradoiro no puso de inicio a sus rutilantes nuevos fichajes, con sólo unas horas de rodaje con su nuevo equipo.
El técnico morado no sólo estaba consiguiendo en estos primeros compases lo que pretendía: mirar a los ojos a un rival de parecido fuste, sino jugar a lo que le convenía, llevando la manija del partido. Marcada la pauta a seguir, se fueron produciendo los cambios para dar frescura al equipo y mantener la intensidad. Vaulet, en un momento de forma espectacular, hacía estragos en la defensa compostelana. El choque entraba en una fase preciosa, con intercambio de canastas, ninguna regalada, sino ganada a pulso. El marcador de posesión de los 24 segundos volvió a fallar (algo que ya se está convirtiendo en una desagradable e incómoda tradición), el juego se paró durante unos minutos, pero tras la reanudación, volvía a apagarse. No bajó el ritmo del partido, al contrario. Intenso por las dos partes. Súper Agropal robaba y corría; Obradoiro quería imponer su mayor poderío físico, pero estando un tanto incómodo en el campo. 17-14 tras el primer cuarto y tercer parón por el crono de posesión, ahora a ras de suelo, a la antigua usanza. Festival defensivo morado, con muchas ayudas y anticipaciones.
Quinteto de inicio totalmente diferente en el segundo cuarto, prueba de que, ante todo, Súper Agropal es un equipo, donde todos aportan su granito de arena, en mayor o menor medida. Mantenía también el tipo y el pulso, pero ahora el intercambio era de canastas desde el triple. En el primer periodo, los morados no habían lanzado en ninguna ocasión. Este equipo es capaz de desenvolverse bien en diversos parámetros, especialmente a nivel ofensivo cuando entra Kunkel, otro jugador que vive un momento dulce. El equipo morado gustaba y se gustaba, estaba desplegando su mejor juego o cuando menos el más completo de la temporada y más teniendo en cuenta la entidad del rival. Llegaba a su máxima ventaja, 38-27 a 4'44'' para el ecuador. Rati y Balvin entraban al rescate del Obra, tras tiempo muerto visitante. Guil intentó parar la reacción gallega con una llamada a consultas (39-32 a 2'40''). La torre checa empezaba a imponer sus impresionantes 2,17. 41-39, al descanso. Dos puntos arriba para los morados, pero con la sensación de ser poco botín para el juego desplegado, brillante en una buena parte del primer acto.
En el arranque de la segunda parte, volvía a ponerse por delante tiempo después el Obradoiro, pero fue efímero, Krutwig mantenía un singular duelo con el gigante. Volvía a repetirse ese inicio trepidante local, con una defensa intensa, agresiva con el quinteto de especialistas, 51-46 a 6'03'' para el final del tercer periodo y tiempo muerto gallego. Sonaban las alarmas con la tercera falta personal de Vaulet y la cuarta de Borg. Pero, aunque con una rotación menos, por la lesión de Manu, hay fondo de armario, aunque se baje algo el listón, no mucho. Más poderío, en ese aspecto, tienen los gallegos y más dinero, por qué no decirlo. Parcial igualado y dos arriba para los morados para abordar el cuarto final, 65-63.
Le costó encontrar aro al Súper Agropal, pero lo encontró dos minutos y medio más tarde con un sorpresivo triple de krutwig. Cada canasta, cada punto, tenía su peso en oro. El marcador se movía en diferencias cortas para ambos equipos. Desde el triple ponía el +4 Wintering a 5'45 para el final. Por dentro las peleaba todas Krutwig, las posibles y las imposibles, pese a su inferioridad en centímetros, por fuera daban la puntilla los exteriores. El base morado asumió la responsabilidad en los momentos calientes, como ya hiciese en Morón, dando la dosis necesaria en cada momento. A eso se le llamada un jugador con personalidad, un MVP, como le cantaban desde la grada. 82-78 a 2'25'' para el final, con una afición y un equipo entregado a la causa. El triple de Borg abrió una brecha de seis puntos a un minuto para el final. No se podía escapar la victoria, tan trabajada, como merecida.
La última canción que sonó en La Caldera de Castilla, con eldj Héctor Calderón, en el tiempo de juego, el Será porque te amo lo resume todo. ¿Cómo no se va a querer a este equipo jugando de esta forma?