El palacio episcopal acogió ayer el encuentro anual de los misioneros palentinos con sus familias. Actualmente hay 268 repartidos por 42 países de cuatro continentes (siendo América el de mayor número). De ellos, 141 son hombres y 127 mujeres. La mayoría no tiene previsto, a corto plazo, quedarse en España. La angelina Consuelo Cuadro, misionera en Mali, asegura que «mientras tenga salud y pueda ayudar», permanecerá allí.
Begoña Alonso Cuesta desempeña su labor en Kenia. Afirma que cuando hace 15 años se pidieron voluntarias, ella no levantó la mano, pero al final tomó la decisión de emprender esta misión. Se encarga de atender y ayudar a todas aquellas personas que van a la casa de espiritualidad a la que pertenece. También participa en un proyecto impulsado por dos religiosas kenianas, el cual cuenta con cinco hermanas de votos perpetuos y otras dos que los tomarán en octubre de este año.
Asimismo, Consuelo Cuadro lleva 56 años dedicándose a la pastoral y a la promoción de la mujer en Mali. Explica que la mujer maliense es «muy libre y elegante, aunque aparentemente no tenga un rol importante en la sociedad». Sin embargo, concluye que es ella la que «sostiene a la familia, sobre todo, en las zonas rurales». Declara que «ha aprendido, con la gente pobre, a vivir feliz con muy poco».
Arsenio Trejo lleva seis meses como misionero en Costa de Marfil trabajando especialmente con jóvenes, promoviendo talleres de metal, carpintería y agricultura. Sin embargo, cuenta que su labor va un poco más allá, ya que su congregación es uno de los apoyos que busca modificar la ley existente respecto a la delincuencia juvenil. «A día de hoy, los menores que cometen delitos cumplen su condena compartiendo celda con delincuentes adultos».
Juan Antonio Gil aterrizó hace 13 años en Argentina para participar en una misión que busca la «promoción humana y social de los más desfavorecidos». Ahora es director de dos colegios agustinos.
Por su parte, el mexicano José de Jesús García, misionero comboniano, estuvo nueve años en Mozambique y ahora espera estar destinado en Palencia durante ocho o diez años. Durante su etapa en África, indica que su principal labor era la «evangelización integral», es decir, que respondía en función de las necesidades de las personas.