La sumiller y restauradora Silvia Poza, del restaurante El Abuelo, enCamporredondo de Alba, preside la recién creada Asociación de Sumilleres de Guardo. En la junta directiva la acompañan Felipe Zulaica (vicepresidente) y Javier Alcalde (tesorero), así como los vocales Alberto Merino, Daniel Vielba y Luis Cantero. Este nuevo colectivo, que cuenta ya con una quincena de socios, busca reivindicar la cultura vitivinícola en la comarca de la Montaña Palentina.
¿Cuál es el fin de la asociación?
Con el paso del tiempo nos hemos dado cuenta de que hay mucha gente en la Montaña Palentina que está interesada en aprender y conocer este mundillo, independientemente de que tengan o no un bar.
Empecé a traer a Guardo cursos de sumillería hace dos años, tal y como le comenté al presidente de la asociación palentina, José Antonio León. Mi idea era enseñar a los hosteleros, camareros y aficionados para saber detrás de lo que andamos y lo que vendemos. Así empezamos.
Me concedieron el curso, lo hicimos y, como tuvo tanta aceptación, volví a solicitar otro el año pasado. Al principio no querían porque no sabían dónde nos íbamos a meter. Pensaban que iba a ser todo más técnico. No hace falta tener un título, ni mucho menos. Se trata simplemente de adquirir conocimientos poco a poco.
Una docencia para todos, por lo que comenta
Exactamente. Hay gente también dentro de la hostelería que, por ejemplo, desconoce cómo se hace un queso o las diferencias entre la leche cruda y pasterizada. Al final, la sumillería abarca mucho mundo, no solamente el vino.
¿Se potencia la sumillería?
Nosotros lo intentamos. Es una alegría que venga la gente a comer a tu casa, llegue la hora de tomar la comanda y te pregunten a ti para sacar un vino acorde.
El vino hay que darlo a conocer con un precio razonable. Es lo que intentamos desde la asociación, además de intentar meter a gente joven.
Es decir, que los jóvenes son uno de sus retos
Comentaba hace tiempo un bodeguero que había bajado la venta de tinto a la vez que se había incrementado la de blanco. Le dije que podía ser porque ahora a los jóvenes, cuando salen, les interesa más un frisante, un verdejo, un godello...Poco a poco se están adentrando en este mundo.
No hay un vino malo. Cada uno tenemos un paladar y valoramos unas cosas u otras. No por que sea uno muy caro va ser buenísimo ni por que sea barato no va a valer.
Más allá de las labores docentes, ¿qué otras actuaciones concretas van a llevar a cabo?
La idea es, desde la tierra, aprender cómo nace una viña, cómo son, qué es la poda, saber diferenciar por qué hay diferentes tipos de uva o hacer algún viaje a diferentes bodegas.
Aquí somos muy fans de lo nuestro. Siempre parece que lo de fuera es mejor, cuando en realidad tenemos en España unas bodegas impresionantes que hay que dar a conocer.
En apenas una semana ya tienen una quincena de asociados. Una buena señal
Y a parte de eso, cuando hicimos la presentación, se quedó gente fuera. Seríamos unas 70 personas. Hubo mucha aceptación, la gente participó y estuvieron presentes profesionales de diferentes ámbitos.
Uno de los objetivos del nuevo colectivo es poner en valor el papel del vino en el turismo rural. Debido a la cantidad de actividades que se están haciendo en la provincia, ¿cree que se está consiguiendo?
Por eso tenemos la suerte de vivir en Palencia, donde tenemos una denominación de origen importante, la DO Arlanza, que está emergiendo bastante bien.
¿Cómo son las sinergias entre el colectivo que preside y la Asociación de Sumilleres de Palencia?
Siempre estamos en contacto con ellos. Esta asociación no solapa, ni mucho menos, a la palentina.
Es una entidad para que nuestra zona, que está lejos de la capital, tenga un lugar en el que poder reunirnos, hacer catas, traer enólogos o visibilizar a gente que quiera dar a conocer sus vinos. ¿Por qué no en Guardo?
Este es un colectivo en el que, por mediación de la de la capital, podemos llegar a tener algo más.