Editorial

López se presenta a Madrid con la denominación de origen en Ferraz

DP
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No habrá primarias porque no habrá candidato que se oponga al de Sánchez

Para entender la extraña interpretación que hace el aparato federal socialista de la participación de la militancia hay que estar o muy informado o plenamente desinformado. De lo contrario, es cuando menos confuso el proceso para decidir que sea el ministro de Transformación Digital -lo de digital, en este caso, adquiere una relevancia sarcástica- quien asalte la secretaría autonómica de Madrid, epicentro de centros, nodriza de toda España y plaza en la que se libra la pelea política más encarnizada del país, con permiso de la desnortada Cataluña. Basta filtrar al aparato mediático el nombre de López para que el secretario en activo acabe cayendo víctima de un complot propio de una novela de espías y, voilá, López ya es precandidato. A ver quién se pone delante.

Así opera Ferraz y así asiente la militancia del PSOE de Pedro Sánchez, que el pasado fin de semana oficio su particular congreso de veneración al líder, su familia y sus circunstancias mientras todo a su alrededor de vuelve oscuro y vertical. No habrá primarias en Madrid porque no habrá candidato que se mida a López, salvo que aparezca algún artista invitado con más ganas de pedir foco que de representar a nadie. Porque sí, hay algo innegable: López representa a Sánchez en estado puro, algo que en el PP interpretan como una magnífica opción para que la presidenta a batir, Isabel Díaz Ayuso, pase al exjefe de gabinete del presidente por la trituradora electoral. La prueba de la fuerza política de Díaz Ayuso es el ímpetu desaforado que pone el PSOE en desgastar a la baronesa madrileña, que además ha sabido salvaguardar su imagen de jefa suprema del partido en la capital de la llegada al mando de Núñez Feijóo.

López, ahora ya bajo el palio de Ferraz, se estrenó ayer con un discurso monclovita que obedece a todos los cánones del 'sanchismo'. Acusaciones de corrupción a una presidenta que no ha sido imputada en causa alguna y señalamiento por desplegar una política de crispación. El mismo presidente que levantó muros en un país que hizo de la concordia su mejor y mayor valor, lanza a su emisario -que para más inri se presenta diciendo que lo hace porque se lo pide el cuerpo- contra su adversaria imputándola todos los males propios. Está por ver si Sánchez sigue el mismo camino en Castilla y León, donde López ya anduvo de paracaidista en unas elecciones en las que el popular Juan Vicente Herrera casi le dobló en procuradores y se apuntó una mayoría absoluta aplastante, y en otras comunidades en las que haya el más mínimo intento de pedir algo de democracia interna, capítulo que parece reservado en exclusiva para Emiliano García-Page, mal que le pese al presidente castellanomanchego.