Carmen Quintanilla Buey

Otra mirada

Carmen Quintanilla Buey


Una, para tres

16/09/2023

En cuestión de pocas horas -porque casi no se puede decir que de días- perdimos a dos señoras muy importantes, cada una en su estilo, pero ambas dando la talla y logrando la fama: María Teresa Campos y María Jiménez. La primera, gran comunicadora, que se las ingeniaba para no saltarse a la torera ninguna situación ni detalle. Preguntaba y respondía siempre con mucho ingenio, con ironía y con la sonrisa a punto. Esquivó e hizo frente, con valentía, a los casos de amor... economía... Ella supo sortear todo, a pesar de sus momentos de adversidad y decaimiento físico. Muy pocas veces se puso seria en serio. 
Y tuvimos a María Jiménez, un terremoto que durante mi juventud fue mi ídolo. Aquel ¡Se acabó!, Con dos camas vacías y todas sus canciones me encantaban, me siguen gustando y, como dirían ahora los modernos, todo lo cantado por ella me 'ponía' y me sigue 'poniendo'. No sé quién escribía la letra de lo cantado por María Jiménez, pero era un buen escritor, algo que actualmente escasea, porque vemos, mejor dicho, oímos, a grandes cantantes, con una voz magnífica, y donde el texto suele ser regularcillo, y otras veces muy malo, o repetitivo hasta la saciedad. Además, María Jiménez era una mujer muy atractiva: explosiva, picarona, y poniendo mucha garra en todas sus canciones. Bueno, pues ambas ya no estáis, y aunque las huellas, si son profundas, cuesta mucho borrarlas, llegará un momento en que determinadas situaciones nos harán girar los sentimientos por distintos derroteros. Ahí tenemos, por ejemplo,el reciente terremoto de Marruecos, que nos hace pensar en todo, menos en canciones y en tertulias. Pero aunque lo vuestro se acabó, aquí seguiréis, a pesar de que por mucho que nos esforcemos en el recuerdo ya no conseguiremos veros, y escucharos. 
Y tres: Esta misma noche de sábado, dentro de mi entorno, se tributa un homenaje póstumo a Erika Sánchez. Al existir desde siempre una buena relación entre su familia y la mía, esperaba ilusionada que se me invitase a formar parte en dicho acto, pero no ha sido así, no he sido invitada. Me ha dolido, mi queja es para la organización, me resigno y punto. Pero como no quiero pasar por alto el hecho de no poder sumarme al acto como partícipe, lo hago periodísticamente. Por lo tanto, Erika ya no estás entre nosotros, pero tu recuerdo sigue aquí aunque ya, tu mundo sea otro. Recibe un fuerte beso, majilla.