El buen paño en el arca se vende y, parafraseando el dicho popular, los productos de calidad contrastada no necesitan publicidad. Así lo pensaron los clientes que confiaron en Jesús Becoechea, con orígenes en Olleros de Pisuerga y vendedor de maquinaria agrícola, que, tras quedarse sin empleo por circunstancias del mercado, fundó en 1989, en una pequeña nave de 1.000 metros cuadrados del polígono vallisoletano de San Cristóbal, la empresa Cicrosa, dedicada a la fabricación y desarrollo de cilindros hidráulico.
Poco después, en 1998, duplicó sus instalaciones y, al ser imposible ampliarlas, en enero de 2002 el dueño tomó la decisión de trasladarlas a Dueñas. A partir de ahí, la compañía no paró de crecer y cumplirá 35 años el 13 de mayo con uno millar de clientes de 50 países -la mitad de ellos españoles- un 45% de sus ventas en el extranjero y 19 millones de euros de facturación en 2023
«Mi padre conocía a todos los fabricantes de maquinaría agrícola Castilla y León y buena parte de España y, además, era muy buen comercial. Se le ocurrió montar un negocio propio al conocer que todo su anterior entorno profesional utilizaba cilindros hidráulicos y, desde sus inicios, nuestra empresa no ha dejado de crecer», señala Elena Becoechea, consejera delegada, que se hizo cargo de la compañía tras el fallecimiento de su progenitor en 2009.
Cicrosa: 35 años con un millar de clientes de 50 países - Foto: Sara MuniosgurenCon formación en Derecho Económico y un empleo anterior en el despacho de la firma Garrigues, en el departamento de asesoría fiscal, Elena Becoechea entró en Cicrosa de forma inesperada. «La razón de incorporarme en diciembre de 2006 fue porque mi cuñado, que llevaba bastante tiempo e iba a encargarse en el futuro de la empresa, encontró otro trabajo y se fue. Con mi padre coincidí en 2007 y 2008, al año siguiente falleció y tomé las riendas yo. Era algo nuevo y tener un negocio propio requiere una gran dedicación, pero también te produce mucha satisfacción, la motivación es grande cada día y te dejas llevar por todos los departamentos», expone.
BÚSQUEDA DE PERSONAL. Con una treintena de empleados en 2010, la plantilla de Cicrosa ha crecido de forma exponencial hasta los 110 actuales, pasando de una facturación de 16,5 millones de euros en 2021, a los 18 millones de 2022 a los 19 millones del ejercicio económico recién concluido. «El pasado año se creció un poco menos y se notó cierto parón en un mercado global complicado con un gran problema añadido, que es la búsqueda de personal especializado. En Dueñas estamos un poco en mitad de la nada, a la gente le cuesta mucho moverse de su entorno y conseguir un carretillero, un comercial de ventas, un ingeniero técnico o un técnico de comercio es muy complicado. Nos falta un poco de todo para poder asumir las enormes posibilidades productivas que tenemos», lamenta.
En la exportación de sus cilindros está la clave y, ahí, Cicrosa se fijó desde 1994 en el mercado exterior, al que destina un 45% de su producción con un amplio catálogo de nuevos productos como mangueras, válvulas hidráulicas, mini centrales, motores hidráulicos o acoples.
Cicrosa: 35 años con un millar de clientes de 50 países - Foto: Sara Muniosguren El objetivo se centra en ofrecer un servicio más completo al cliente y, además de la agricultura como parcela en la que tradicionalmente ha tenido más peso, atender otros sectores como la construcción, la energía termosolar y eólica, la automatización y la gestión de residuos, junto a una demanda constante de cilindros para fabricación de arados, sembradoras, cultivadores, compactadores de residuos y contenedores soterrados.
Actualmente, Cicrosa tiene acceso a un mercado muy amplio en el que caben la maquinaria de elevación y transporte, las obras públicas, maquinaria industrial, energías renovables, gestión y tratamiento de residuos.
INDUSTRIA NAVAL. Otro sector muy pujante al que tiene previsto acceder la compañía eldanense es el de la industria naval. En este último hay materiales con una especificaciones técnicas muy diferentes y se está trabajando en unos almacenes de soldadura necesarios para atender las nuevas demandas industriales.
Cicrosa: 35 años con un millar de clientes de 50 países - Foto: Sara Muniosguren«Aquí se puede surtir a plataformas de embarque de cruceros o marítimas e, incluso, a las propias grúas de los barcos o en muelles de carga. Al final, un cilindro hidráulico vale para todo y unos años es el sector fotovoltaico el que más tira y, en otra ocasión, es del residuos, compensando que, algunas veces, el agrario está un poco más flojo», desgrana Elena Becoechea.
La inversión es otro de los capítulos destacados y destinó en la última década entre 1 y 1,5 millones de euros al desarrollo y puesta en marcha de nuevas líneas productivas. «Ahora estamos dedicando nuestra capacidad inversora, más que a bienes de equipo como se hacía con anterioridad, al desarrollo de software informático y procesos de automatización en la cadena productiva. Fabricamos en torno a 150.000 cilindros hidráulicos al año, con pesos que van desde los 10 a los 100 kilos, y en nuestros almacenes siempre hay unas 700 toneladas de material para su elaboración», apunta.
COLABORAR CON EL ENTORNO. Elena Becoechea lleva casi la mitad de los 35 años de existencia de la empresa Cicrosa trabajando en su crecimiento y ese actual arraigo en la comarca de Dueñas lleva aparejado un compromiso para tratar de crear más empleo, con las dificultades añadidas de falta de mano de obra, y poder contribuir a fijar población. «Te sientes ya un poco responsable e intentas colaborar con tu entorno para que este crezca. Al final, lo más preciso es el capítulo de la formación de la gente joven a través de becas y, para ello, acudimos a motivar a los institutos, elaborando programas de ese estilo. Así, apoyas la existencia de un tejido productivo, pagas tus impuestos y te implicas. Pese a este esfuerzo, a las empresas no nos lo están poniendo fácil y siempre lo digo porque nosotros intentamos dar todo lo mejor que podemos y se nos ponen muchas trabas para crecer. Hay demasiadas cargas fiscales, administrativas o regulatorias y tienes que aprender un poco de todo. En esta zona se asientan varias industrias, lo que tenemos es importante, y, entre todos, hay que dar un empujón al emprendimiento», asevera.
Al respecto, la empresaria ve factible el impulso del trabajo colaborativo (coworking) y el teletrabajo, para tratar de mejorar poco a poco la fase productiva. «Si tienes un propósito de empresa, debes conseguir retener a tu gente, el talento y que esté motivada. Tú, desde arriba, ya estás viendo que pones todos los esfuerzos y eso se transmite al resto del equipo y resulta gratificante. Además, creo que tenemos un muy buen tejido productivo en general en Castilla y León, que se conoce poco aunque existen muy buenas empresas», arguye.
«Es duro estar al frente de un negocio, pero la parte bonita llega con el reconocimiento»
Cicrosa cerró 2023 con un balance muy positivo ya que el Consejo de Cámaras de Comercio de España, con el apoyo de Banco Santander y Diario Palentino, distinguió a la empresa familiar con un accésit en el apartado de internacionalización por su capacidad exportadora dentro de los premios Pyme del Año. Igualmente, el Comité Ejecutivo y la Junta Directiva de CEOE Empresas de Palencia decidió entregarle el VIII Premio Trayectoria Empresarial en base a la decidida apuesta de la compañía eldanense por la innovación, internacionalización e inversión continuada en el tiempo, la cuidada orientación al cliente y el cualificado equipo de trabajo.
«Existe una parte dura al frente de un negocio al dedicar muchos esfuerzos, pero luego tienes la parte bonita cuando ves que hay un reconocimiento. Te quitas mucho tiempo personal porque un empresario no tiene horario y el trabajo incluye los siete días de la semana con encargos y problemas. Luego está la gente que lleva muchísimos años en la empresa y es en la que te apoyas en el día a día. Al final sería imposible si no tienes un equipo bueno detrás. Los trabajadores más antiguos son de Valladolid y vinieron con mi padre», argumenta Elena Becoechea.
La gerente destaca, además, la especialización como pilar de futuro. «Tenemos un servicio bastante bueno, nuestros comerciales se desviven por los clientes, somos muy serios y tenemos muy buen plazo de entrega y se dan muchas garantías. Y es donde nos tenemos que mover porque, ni somos los más baratos ni lo vamos a ser nunca, en el cilindro, digamos, estándar. Si no estamos especializados te viene cualquier asiático y te barre», argumenta.
Sobre el crecimiento productivo alude a la necesidad de puestos específicos. «Podríamos hacer más cosas, pero estamos muy frenados. Al final son proyectos más pequeñitos, más de cosas que nos demandan, pero abrir uno grande de investigación supone dedicar muchas horas en interno con personal cualificado y ahora es complicado encontrarlo», concluye.