La capital carece de un plan propio de inundaciones

Carlos H. Sanz
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Si una avenida de 500 años desborda los cauces del Carrión y del arroyo de Villalobón, se inundarían los barrios de la Nueva Balastera, Pan y Guindas, Campo de la Juventud, Allende el Río, El Carmen y San Juanillo

La capital carece de un plan propio de inundaciones

La capital carece en estos momentos de un plan contra inundaciones propiamente dicho. Eso no significa que el Ayuntamiento sea ajeno a esta eventualidad, sino que no existe un documento actualizado -se está trabajando en él- que regule con precisión qué medios humanos, técnicos y materiales es necesario poner en marcha ante una posible riada.  

De hecho, el Plan Municipal de Protección Civil data de junio de 1998 y los últimos planes de actuación de emergencia ante inundaciones de la ciudad, uno por fuertes precipitaciones y otro por avenidas del río Carrión, se aprobaron por el pleno en febrero de 2013, hace más de una década.  

Estos documentos identifican un total de 18 zonas de la ciudad que son vulnerables a inundaciones. Las áreas críticas por fuertes precipitaciones son el barrio de Pan y Guindas, el paso inferior de la avenida de Santander, la avenida de Castilla y los centros hospitalarios Río Carrión, San Telmo y Recoletas. Son, en términos generales, problemas derivados de la antigüedad del sistema de alcantarillado.  

Los desbordamientos del río suponen una amenaza mayor. El Plan General de Ordenación Urbana ya advierte del impacto potencial en infraestructuras y zonas urbanas dependiendo del período de retorno. Las partes inundables para el de 500 años, como el que se ha cebado con la Comunidad Valenciana, afectarían de forma significativa a toda la margen derecha, especialmente en el entorno de la carretera de Villamuriel y desde el hospital Río Carrión hasta una cota que anegaría el paseo de la Julia y toda la zona de La Lanera.  

De hecho, si coincidiese el desbordamiento de ambos cauces, quedarían inundados los barrios de la Nueva Balastera, Pan y Guindas, Campo de la Juventud, Allende el Río, El Carmen y gran parte de San Juanillo.  

El inuncyl. Obviamente, la falta de un plan específico no significa que desde el Consistorio se dé la espalda a este riesgo, ya que la ciudad se rige por el plan de protección civil ante el riesgo de inundaciones en la Comunidad de Castilla y León, el conocido como Inuncyl, que asigna a la capital un «riesgo medio» de inundaciones a partir de todos los datos recogidos en los últimos años sobre precipitaciones, comportamiento de los cauces, riadas, etc.  

Además, desde el Servicio de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento (Sepeis) se lleva a cabo una vigilancia prácticamente en directo de las dos principales amenazas de la ciudad cuando se habla de inundaciones: el río Carrión y el arroyo de Villalobón.  

Sobre esta última, lo ocurrido en julio de 1997, cuando el agua anegó Pan y Guindas y parte del polígono, supuso una importante lección para el Consistorio, hasta el punto de que Javier Villena, jefe de Bomberos, está convencido de que «sería muy difícil que volviese a pasar».  

«Hay que tener en cuenta que aquel desbordamiento no se debió a una elevada precipitación de agua, sino a que no estaba limpio el cauce», recuerda Villena. Tras lo sucedido se ampliaron los emisarios y se redoblaron las labores de limpieza. «Desde hace dos años, desde el parque de bomberos se vigila el estado del arroyo de Villalobón en directo con una videocámara; cuando observamos que crece la maleza, acudimos a limpiarla. La vigilancia es constante», resalta.  

La última vez que se activó el Inuncyl fue en diciembre de 2019, ante las inundaciones producidas por desbordamientos de los cauces de los ríos Carrión y Pisuerga y la previsión de fuertes lluvias a causa del paso de los temporales Elsa y Fabián. En la capital, la situación se solventó con el corte al tráfico del camino de San Román.  

recomendaciones. La página web del Ayuntamiento sí recoge una serie de recomendaciones por parte de Protección Civil ante el riesgo de inundaciones o avenidas. Así, se recomienda a la ciudadanía revisar tejados y bajantes, y limpiar acequias cercanas de escombros. Almacenar agua y alimentos para cinco días, tener un equipo para cocinar, linterna, radio a pilas, botiquín y medicamentos esenciales; o retirar del exterior muebles que puedan ser arrastrados y colocar productos tóxicos fuera del alcance del agua son otros de los consejos.  

Del mismo modo, este documento aconseja poner objetos valiosos en zonas altas y guardar el coche en un lugar seguro. Estar informado es importante, por lo que se aboga por escuchar emisoras de radio locales para tener datos actualizados y seguir las normas sanitarias, evitando el consumo de agua contaminada.  

Prestar atención a peligros como corrimientos de tierra, cables eléctricos caídos y objetos peligrosos y, lo más importante, si hay riesgo de inundación repentina, evacuar sin esperar instrucciones, identificando zonas altas y avisando a los demás.  

Si debe evacuar, prepare identificación, documentos, alimentos, ropa de abrigo, objetos valiosos, linterna y radio, aconsejan estas recomendaciones, que también inciden en que tras el peligro se inspeccione la vivienda por posibles daños y se colabore en la limpieza.