Decía Giulio Andreotti -siete veces presidente del Consejo de Ministros de Italia- que el poder desgasta a quienes no lo tienen. Gran verdad en boca de un gran político a la par que gran cínico. Lo hemos visto, no hace tanto en España en el caso de líderes que hace un lustro encabezaban formaciones que habían alcanzado una posición parlamentaria muy sólida y hoy están fuera de la política.
En las últimas elecciones el PSOE salvó in extremis los muebles y Pedro Sánchez gracias a sus pactos retuvo el poder pese a que fue el PP quien ganó las elecciones. Un triunfo indiscutible -aunque Sánchez no lo ha querido reconocer- pero que a la postre dejó a Alberto Núñez Feijóo en la oposición y a punto de iniciar la larga travesía de una legislatura que se prevé conflictiva y en alguna medida incierta para su liderazgo.
Dentro de siete semanas habrá elecciones en Galicia, comunidad en la que el PP con Alfonso Rueda como candidato a presidir la Xunta comparece obligado a revalidar la mayoría absoluta que le dejó Feijóo. Dada la actual naturaleza de las fuerzas que concurren a las elecciones para los populares, es cuestión de: o César o nada. Por un efecto de vasos comunicante del resultado de estos comicios, en el caso de que fuera adverso para el PP, se resentiría el liderazgo de Núñez Feijóo en el ámbito nacional. Hasta el punto de abrir la puerta a críticas y malestar entre aquellos sectores del partido que, como vimos, cuando el descabezamiento de Pablo Casado se apuntarían rápidamente a otro ciclo y con otro liderazgo.
Galicia será un primer test y el segundo las elecciones al Parlamento Europeo que se celebrarán en el mes de junio. Dado el desgaste del PSOE en razón de las maniobras y los acuerdos de Pedro Sánchez con los partidos independentistas -la penúltima, la ley de amnistía y la entrega de la alcaldía de Pamplona a EH Bildu- sobre el papel, el PP lleva ventaja, pero visto lo que pasó el 23 J lo propio sería desconfiar de las encuestas aunque algunas conocidas estos días pronostican un triunfo contundente de los populares. Pero está por ver, y, lo que parece claro es que por mor de las circunstancias, el calendario electoral es el qué es y así arranca el año, quién más se juega en ambas citas es Núñez Feijóo, no Pedro Sánchez -qué pase lo que pase seguirá en La Moncloa. No deja de ser injusto, pero los hechos son tenaces y estar en la oposición -como recordaba Andreotti- ofrece pocas ventajas.