La filósofa e investigadora de estudios de género de la Universidad de la Plata en Argentina pronunció ayer una ponencia sobre los feminismos latinoamericanos. Con motivo de la inauguración del Máster de Estudios Feministas e Intervención para la igualdad en el Campus La Yutera.
¿Cómo ha evolucionado el feminismo latinoamericano en las últimas décadas?
En las últimas décadas, el feminismo latinoamericano ha tenido avances significativos, especialmente en lo que respecta a la inclusión de derechos en las reformas constitucionales. Muchos de los reclamos feministas han sido incorporados en pactos internacionales, como los de la Cedaw (Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer) y otros organismos, lo cual ha dado visibilidad y relevancia a los derechos de las mujeres. Sin embargo, aún persisten desafíos, ya que no todos los países han logrado una implementación equitativa de estos derechos. La diversidad de contextos sociales, políticos y económicos en la región hace que el camino sea desigual.
¿Cuáles considera que son los desafíos más urgentes ?
Primero, mantener y afianzar los logros que han alcanzado rango constitucional. Es crucial que no solo se reconozcan los derechos, sino que realmente se cumplan en la práctica. Existe una gran brecha entre lo que está en los papeles y lo que se vive en la cotidianidad. Además, la amenaza de retroceder en los logros conseguidos es palpable, especialmente con la llegada de gobiernos que pueden intentar revertir estas reformas.
¿Qué responsabilidad tiene el Estado en la promoción de la igualdad de género en América Latina?
El Estado tiene un papel crucial, pero hay que entender que no existe un solo Estado latinoamericano. Cada país tiene sus propias políticas y contextos. Algunos estados están más comprometidos con la igualdad de género, pero la realidad es que estos compromisos varían dependiendo del gobierno, el presupuesto disponible y el contexto político. Las políticas son plurales y diversas y a veces en consonancia o disonancia entre un país y otro.
¿Cuáles son los países más involucrados y los que menos en las políticas de género?
Podemos observar que los períodos gubernamentales varían entre los países, con plazos que van desde los cuatro a los nueve años.
En este contexto de renovación política, existe el riesgo de que algunos logros importantes de los últimos años, como en Argentina, sean revertidos por sectores que buscan retroceder en leyes aprobadas. Sin embargo, también hay avances positivos, como Chile, donde el gobierno ha mostrado un fuerte compromiso con los derechos de las mujeres y en Brasil respecto de lo que fue el gobierno de Bolsonaro. En general las políticas progresistas son frágiles, ya que no siempre cuentan con la continuidad necesaria para consolidarse a largo plazo.
¿Cómo ve la inclusión de estos estudios en las universidades de América Latina?
No todas las universidades de la región han incorporado estudios de género de forma formal, aunque en países como Argentina, la mayoría de las universidades ya cuentan con programas obligatorios u optativos de género. En general, hay avances, pero los estudios de género son aún frágiles en algunos lugares. México es uno de los países más estables en cuanto a la implementación de políticas públicas, pero aún existen grandes brechas entre los derechos declarados y la violencia estructural que persiste.
¿Qué papel de tienen las redes sociales en el nuevo feminismo?
Las redes sociales han sido fundamentales en la difusión de los derechos de las mujeres y las disidencias. Tienen un dinamismo y una autonomía que las políticas estatales no siempre logran. Sin embargo, hay una gran diferencia entre la visibilidad que se da en redes sociales y la consolidación legal y política de estos derechos. A pesar de esa brecha, las redes son esenciales para promover la información y generar conciencia sobre la lucha feminista.
¿Qué figuras del feminismo latinoamericano considera esenciales?
Hay muchas figuras clave, pero diría que es importante reconocer tanto a las figuras públicas como a las activistas anónimas. Rigoberta Menchú, por ejemplo, ha sido fundamental para visibilizar los derechos de las mujeres indígenas. En el caso de México, Graciela Hierro fue una pensadora clave en el impulso de la filosofía feminista. Sin embargo, hay muchas mujeres que lucharon en soledad durante las dictaduras o en colectivos que aún no tienen el reconocimiento que merecen. La lucha en América Latina, en general, ha sido más colectiva que individual.