Cientos de osornenses se aglutinaron ayer sobre las 10 horas en el pórtico de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Lo hicieron para honrar a su patrona, la Virgen De Ronte, a cuya talla cantaron la Salve popular antes de iniciar su tradicional romería hasta la pradera. Este acto dio el pistoletazo de salida a una de las jornadas más emotivas del año en la localidad terracampina.
Osorno vivió ayer la última cita de sus fiestas en honor a Nuestra Señora De Ronte. La devoción por la Virgen quedó reflejada en el entusiasmo de los muchos vecinos que quisieron acompañar a su imagen, portada por los quintos, desde el casco urbano del pueblo hasta la ermita. Un trayecto de unos 75 minutos amenizado por melodías dulzaineras en el que el cansancio pasó a un segundo plano en favor de los múltiples cantos y vivas a la patrona.
En la pradera, a los pies de la ermita, tuvo lugar al mediodía una misa de campaña presidida por el obispo, Mikel Garciandía, y concelebrada por los párrocos de la Unidad Pastoral Julián Sáinz y Pedro Poza. Antes de la eucaristía, Petrilla García, de la cofradía de la Virgen De Ronte, quiso dedicar unas palabras a su patrona «por ser la mejor y, además, estar guapísima», manifestó. Los quintos y la Asociación de Mujeres de Osorno hicieron una ofrenda floral a los pies de la talla.
El acto litúrgico estuvo amenizado por los cantos del coro parroquial y el grupo de danzas Aires Palentinos. La música solo se vio interrumpida por los gritos en honor a la Virgen, a cuya imagen estuvieron dirigidas todas las miradas.
La jornada se desenvolvió bajo la amenaza de las nubes, pero sin que estas pudieran estropear la fiesta a los osornenses. No faltaron los que, ante la previsión de lluvia, acudieron a la pradera preparados con lonas.
La tarde estuvo marcada por la comida (con especial protagonismo de la tortilla), los bailes y la buena compañía. Como marca la tradición popular, los quintos que cumplen 50 y 25 años se juntaron con sus respectivos coetáneos para disfrutar en sus fiestas a la patrona. La charanga Sal de Compas fue la encargada de poner la música tras la eucarístia celebrada por la tarde que, en este caso, fue presidida por el párroco Julián Sáinz.
Con la noche ya sobre el cielo, los vecinos que todavía permanecían en la pradera cantaron de nuevo la Salve popular a su patrona. Con este acto, se despidieron, un año más, de una jornada festiva en la que la devoción, la pasión y la diversión fueron los denominadores comunes.
Cabe señalar que Osorno vivirá unas nuevas fiestas el primer viernes de julio, en este caso, en honor a San Miguel de los Santos.