La poca edad de Rosa Berbel no ha sido un impedimento para que se convierta en uno de los referentes nacionales de la poesía. A sus 26 años, esta andaluza acumula varios reconocimientos como el XXI Premio de Poesía Joven Antonio Carvajal, el Ojo Crítico de Poesía o el Premio Andalucía de la Crítica a la Mejor Ópera Prima. Publicó su primer poemario, Las niñas siempre dicen la verdad, a los veinte. 

A pesar de su juventud, ha recibido un buen número de premios por su poesía. ¿Se considera una promesa en este arte?
Me genera cierta incomodidad esa retórica de la promesa a la que llevo ya años enfrentándome. Me gustaría pensar que mis poemas, ya en presente, consiguen interpelar y generar una comunidad de lectores. Quiero creer que mis obras se sostienen por sí mismas, sin necesidad de hablar de proyecciones de futuro.

En cualquier caso, agradezco que se me haga este tipo de lectura.

Tiende a creerse que la poesía y los jóvenes no van unidos. ¿Qué opina al respecto?
Echando un vistazo al panorama español actual nos damos cuenta de que hay infinidad de libros publicados por jóvenes. La poesía joven es un fenómeno muy  relevante, en lo cualitativo y lo cuantitativo. 

A nivel de lectura, los jóvenes también están interesados. Eso puede verlo cualquiera que se acerque a una librería o a un aula.

Tenemos ciertos obstáculos a la hora de leer que vienen provocados por el momento en el que nos encontramos. En nuestro día a día, nos exponemos a infinidad de estímulos y discursos fácilmente digeribles y de consumo rápido, y la poesía no entra dentro de estas lógicas tan asentadas. Del mismo modo, ha habido un rechazo histórico del género que podríamos investigar. 

Estas dos razones, sin embargo, son intergeneracionales. Nos afectan a todos por igual, independientemente de nuestra relación con el género y de la edad que tengamos. 

¿Por qué se decantó por este y no otro género literario?
Diría que no fue una decisión consciente, sino que obedece a una serie de casualidades. 

Desde el principio, he encontrado en la poesía un territorio rico y estimulante. En el imaginario tenemos la idea de que es un género muy restringido y limitado a patrones que lastran la expresión, pero nada más lejos de la realidad. Yo siempre me he encontrado con un género abierto, capaz de adaptarse a tus intereses y a lo que quieres decir, con una maleabilidad asombrosa y una capacidad de adaptación a cada momento histórico. 

Quizás sea un pensamiento idealista, pero confío mucho en las posibilidades que tiene la poesía a la hora de nombrar y problematizar a la realidad. 

¿Cree que iniciativas como las Jornadas de Poesía Ciudad de Palencia fomentan el acercamiento de los ciudadanos?
Estas jornadas favorecen otro tipo de relación. Tendemos a considerar la poesía como un discurso solitario, cuando realmente es una creación constante de comunidad y diálogo.Estas iniciativas y sus formatos de encuentro enfatizan ese potencial comunitario que hay dentro.

¿Qué autor recomendaría para adentrarse en el género?
Las puertas de entrada a la poesía son múltiples, casi ilimitadas. Voy a recomendar a la poeta austríaca Ingeborg Bachmann. Puede ser una elección un tanto desconcertante para iniciarse porque tiene trabajos que necesitan cierto entreno, pero me parece tan atrayente que puede ser una puerta de entrada deliciosa. 

¿Qué es lo que le inspira?
Cualquier cosa es susceptible de inspiración. A veces, estamos demasiado centrados en sintonizar con cosas específicas porque nos han dicho que son las más inspiradoras, pero esta puede venir de cualquier fuente. 

¿Cómo es su proceso de creación cuando se dispone a escribir?
Es bastante irregular, no tengo uno solo. Cada poema exige su propio proceso creativo.

¿Entiende que alguien escriba poesía sobre algo que no siente?
Siempre he reivindicado esa naturaleza de la poesía, que está muy vinculada con la imaginación. No solo es algo que entienda, sino que me resulta  poderoso. 

Es sabido que muchos poetas escriben en sus malos momentos. ¿Es su caso?
En mi caso es al contrario. La poesía exige un ejercicio intelectual que yo solo puedo desarrollar cuando estoy en un estado anímico neutral.