En el complejo mundo de emprender un negocio confluyen tanto el factor riesgo -y dar por supuesto con la tecla adecuada de ofrecer algo distinto- como esas grande dosis de ilusión inherentes a quien se lanza a la aventura de trabajar por cuenta propia. Marta Moreno, de 47 años, madre y en desempleo cuando cerró su antigua empresa de parafarmacia, no se lo pensó mucho y puso en marcha hace 14 meses Ataraxia Yoga Aéreo, una disciplina in crescendo que su ya amplia clientela disfruta mucho.
Recurriendo al término latino Men sana in córpore sano, Marta Moreno se inició en el yoga hace diez años. «Por casualidad mi profesora en Valladolid me comentó que si quería practicar con cuerdas en clase y resulta que al llegar había columpios. Tenía que llevar cinco personas y a mí me encantó. Con el desplazamiento salía caro y me dijeron que iban a abrir un local similar en Palencia. Primero me formé y, al pasar tiempo y no surgir aquí nada de yoga aéreo, decidí poner en marcha yo un local», indica.
Una chica de Madrid, de la Escuela Internacional de Yoga Aéreo, que van dando clases por toda España, fue el primer eslabón de una cadena que cristalizó en una actividad empresarial con múltiples beneficios paras las personas usuarias. «En mi caso practicar yoga aéreo me ayudó a mejorar mucho unas fuertes migrañas. Ha gustado mucho, con una gran mayoría de mujeres, y hay perfiles de edad entre 10 y 70 años en distintos grupos.No es agresivo, se fortalecen mucho las articulaciones y la musculatura coge flexibilidad. La columna, al estar suspendida en el aire, logra una alineación natural.No se hace meditación pero sí una pequeña relajación antes de empezar y luego pongo música en las clases», precisa.
ayuda de CEOE. Marta Moreno llegó a las oficinas de la patronal CEOE Empresas de Palencia con una idea innovadora y su sueño se hizo realidad en la calle Felipe Calvo nº 2, bajo, de la ciudad. «Si no es por su apoyo quizás no hubiera montado nada y todo fue muy rodado, pidiendo un crédito que voy pagando. Tenía las mismas dificultades que todos los nuevos emprendedores, la ilusión puesta en un proyecto y las dificultades de no saber cómo arrancar. Me ayudaron con un plan de negocio en el que se comprueba no sOlo la viabilidad sino también la rentabilidad. La idea podía funcionar y la puesta en marcha es un hecho y me siento muy bien», afirma.
Junto a Marta, su alumna y amiga, Yermelis Terán, habla de las bondades que la aporta el yoga aéreo. «Tenía miedo a perder los dientes al principio, pero me animé a probar. Estoy encantada, ya que durante años tuve problemas con la espalda y ya no me duele absolutamente nada. La cabeza mejora porque la relajación permite mucho centrarte en ti», argumenta.