El consumo de gas cae un 20%, pero las facturas no se reducen

César Ceinos
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Aún así, admiten que las peores previsiones no se cumplieron, aunque aplicaron medidas extras de ahorro

Las viviendas de las comunidades de vecinos deben tener, por ley, repartidores de costes. - Foto: Óscar Navarro

El precio de los combustibles fósiles presagiaba unos meses duros para los palentinos, con facturas elevadísimas por calentar las viviendas durante la época de frío. Los datos no invitaban al optimismo. En el mes de diciembre se hablaba de que el coste del gasóleo se iba a duplicar y el del gas se multiplicaría por cuatro. Ahora, con las calderas solo en funcionamiento para el agua caliente, la sensación es que la temporada invernal (que en la provincia va más allá de lo que indica la estación) no fue tan mala como la pintaban. Eso sí, tocó, en líneas generales, apretarse el cinturón para evitar sustos a la hora de pagar el recibo de la compañía energética.

«Las previsiones que tuvimos eran mucho peores de lo que finalmente ha ocurrido. Los análisis que hacían los proveedores partían de un invierno prácticamente caótico. Ha sido elevado el importe que hemos pagado por el suministro, aunque no tanto como decían», asegura el presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Palencia, Antonio Landa, quien calcula que las comunidades de vecinos han consumido entre un 20% y un 30% menos de gas que el año anterior para evitar que los recibos se disparasen. Aún así, la cifra a abonar fue superior por el encarecimiento de las fuentes de energía. «Con los precios del gas hemos pagado más que hace doce meses pese a la moderación del consumo», declara. Este aumento, alejado del previsto, no provocó grandes problemas, ya que se llegó a pensar, antes del invierno, en un importante aumento de la morosidad en el caso de aquellas personas que no pudieran afrontar el incremento del precio de los combustibles y sus consecuencias en las comunidades. «Gracias a Dios la sangre no ha llegado al río», expone.

La suma de varios factores fue determinante para que los peores vaticinios no se cumplieran en Palencia. En primer lugar, se establecieron en los inmuebles medidas extraordinarias  de ahorro como la reducción de las horas de calefacción -«en algunos lugares, significativamente», matiza el responsable del colegio- y, en los casos que fue posible, la disminución de grados. A menos temperatura, menos gasto. En este caso, que no haya sido el invierno más frío que recordamos también ha ayudado a no tener que elevar el termostato para disfrutar de una temperatura agradable en casa. «Hubo unas olas de frío muy tempranas y luego empezó a hacer bueno enseguida. Quizá haya sido una de las claves para que los precios no fueran tan altos, ya que baja la demanda y, con ella, el coste. Es una ley del mercado», recuerda.

A todo ello se añade la obligación, -«por ley al derivarse de una directiva procedente de la Unión Europea», apunta Landa- de instalar repartidores de costes de calefacción en los radiadores, lo que facilitó desconectar elementos caloríferos en estancias sin usar y, por consiguiente, una menor repercusión en el bolsillo. «Todo ello evitó que hubiera en marzo y en abril facturas con cifras imposibles de pagar», comenta el presidente del órgano colegial, quien también conoce casos de grupos de vecinos que llegaron al caso extremo de no encender la calefacción para no pagar.

En este punto, destaca la funcionalidad de los repartidores de costes y su contribución a la reducción del consumo. «Si no se quiere gastar se ponen los radiadores a cero y si necesitas calor porque tienes una necesidad eventual se encienden. Ha sido la gran novedad de este invierno», declara Landa antes de explicar que estos aparatos, que tienen una llave regulable, miden la temperatura que emite cada radiador y envian la información del consumo a los administradores a través de unas centralitas. Incluso, aquellas personas que así lo deseen, pueden controlarlos mediante el teléfono móvil. «Siempre les he dicho que es maravilloso para controlar los grados de la casa. O si no con la propia rosca, cuando se van de vacaciones, por ejemplo, se cierra la rosca y entonces se gasta mucho menos. Yo lo veo muy bien», manifiesta.

Además de subrayar que se trata de un dispositivo muy común en Europa, resalta que contribuyen a un uso más eficiente de la energía. «Sin usar estos distribuidores, el calor se pierde y es como tirar el dinero. Es antiecológico y absurdo. Por eso es obligatorio para que la gente sea consciente. Por ejemplo, si hay tres habitaciones vacías, con este contador individual puede apagarlo», explica.

TARIFA TUR 4. En cambio, Landa  asegura que la tarifa de último recurso 4 (TUR 4), destinada a regular el precio del gas en las comunidades de vecinos y que el Gobierno central puso en marcha el pasado otoño para contribuir a que el precio de las facturas del combustible no se disparase en invierno no ha tenido un gran éxito en Palencia. «No ha llamado mucho la atención por su complejidad y porque reviste una serie de perversiones, como las revisiones periódicas, que solo pueden efectuarse al alza, pero no a la baja. También hay unos períodos de permanencia. Las comunidades han esperado un poco para ver lo que pasaba con esta tarifa y, de forma general, no se ha implantado», comenta.

Bajo su punto de vista, la TUR 4, que se compone de hasta cinco tramos diferentes en función del consumo que tenga la caldera, «es poco clara» y choca con la sencillez del descuento de 20 céntimos de euro por litro en el precio de los carburantes de los vehículos, lo que ha tirado para atrás a muchos propietarios de viviendas. «Al ser una reducción directa, lo entendíamos todos y lo hacíamos todos», comenta. Era una medida que la Unión de Consumidores de Palencia (UCE) animaba a solicitar, pero, visto lo visto según las declaraciones de Landa, no tuvo mucho éxito.

FUTURO. Respecto al futuro, el presidente del Colegio de Administradores de Palencia explica que en la actualidad «los precios están bajando un poco», aunque no se atreve a pronosticar lo que ocurrirá cuando entre el otoño y sea, de nuevo, necesario calentar las viviendas de la provincia. «Ha pasado la marea, veremos el próximo invierno», opina.