Las redes de calor llegarán a 51.000 viviendas en 2029 y 452 usuarios terciarios en Castilla y León, tras una inversión global de 184 millones de euros. «No hay ningún Gobierno autonómico que haga lo que hacemos nosotros. Ninguno tiene la iniciativa de sostenibilidad como nosotros, no solo de palabras, sino de hechos sobre el calor con biomasa, con energía fotovoltaica, con biogás, etcétera», señaló el consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, Juan Carlos Suárez-Quiñones, durante 'Los Desayunos de Ical'.
El ambicioso objetivo supone producir una potencia térmica renovable de 264 megavatios en el horizonte de los próximos cinco años, con 189 kilómetros de redes de instaladas, más de 720 millones de kilovatios hora de suministro anual de energía y la reducción de 163.336 toneladas de emisiones de CO2.
El principal esfuerzo se realizará en el siguiente lustro, dado que muchas de estas obras se encuentran actualmente en ejecución. Al término del ejercicio 2023 había en la Comunidad 65 megavatios instalados, gracias a 42 kilómetros de redes en marcha, con un suministro de energía de 107 millones de kilovatios de suministro anual y una reducción de 24.421 toneladas de emisiones de CO2. Todo ello ha permitido engancharse hasta el momento a 351 usuarios terciarios, principalmente los 32 del Campus de la Universidad de Valladolid y el Hospital Clínico de esta ciudad, con un sistema que ya tiene siete años, así como algo más de un millar de viviendas, 900 de ellas en el barrio vallisoletano de Huerta del Rey.
Hasta el momento, la capital del Pisuerga es la que puede presumir de una mayor apuesta en este sentido. Sin embargo, el plan de la Junta, al que accedió Ical, sitúa a León con 65 kilómetros de redes, 90 megavatios de potencia térmica renovable y 350.000 kilovatios hora de suministro anual de energía, que ahorrarán la emisión de casi 80.000 toneladas de CO2. Esto se llevará a cabo con una inversión de 70 millones de euros, es decir, el 40 por ciento de todo lo previsto hasta 2029, y llegará a 150 edificios terciarios y 28.000 viviendas.
En León, dijo, se eliminarán en torno a medio millar de chimeneas con la red de calor, lo que «mejorará de forma brutal la calidad de aire». Y contará con una planta solar fotovoltaica de 7,5 megavatios y otra de biogás, que «va a convertir a gas los residuos sólidos urbanos de la ciudad y evitará que vayan al vertedero». También conlleva otra instalación de hidrógeno para suministrar a los vehículos de la estación de autobuses y generar oxígeno sobrante, dirigido a las industrias que están cerca, como las biofarmacéuticas que hay en la zona.
Con este tipo de decisiones, defendió Suárez-Quiñones, la Junta «pretende rebajar los costes de la calefacción para los ciudadanos, en unos años de locura por el incremento de los costes de las energías, de vaivenes, que hace que la ciudadanía no pueda ni siquiera planificar sus gastos». Además, se colabora en la «descarbonización de la sociedad con la eliminación de los combustibles fósiles».
economía circular. «Conseguimos un calor y agua caliente ecológicos y sostenibles, y ayudamos con tratamientos selvícolas y la limpieza de los montes. Es un ejemplo clarísimo de economía circular. Convertimos un residuo en un recurso que se introduce para evitar otros gastos», apuntó.
Además, defendió que las centrales de generación de calor son de «última tecnología» y están diseñadas para la «depuración y el tratamiento de los humos que resultan en esa combustión». Se trata de combustible neutro, porque el CO2 que emite se compensa con el que ha absorbido la biomasa en el tiempo que ha estado en el monte.
Suárez-Quiñones apuntó que esta política de la Junta, que calificó como un «marchamo de calidad», no se queda solo en las redes de calor, sino que participa también en plantas de generación eléctrica con biomasa, en Forestalia, en El Bierzo, y en Garray (Soria), con una planta de producción de hidrógeno. En Garray, avanzó, ya está en pruebas una planta de 2,5 megavatios de hidrógeno que la Junta ha construido y que suministrará hidrógeno a industrias de la zona.
«Estamos en todo tipo de proyectos reales de sustitución de combustibles fósiles, de sostenibilidad y de descarbonización. Y apoyando también económicamente y técnicamente esta descarbonización de las empresas», sostuvo el consejero, entre los que mencionó el proyecto de la Cooperativa Acor, «muy importante, de decenas de millones de inversión para la descarbonización, porque se jugaba la pervivencia de la planta por costes de derechos de emisión».