Apoteosis de Diego Ventura con casi lleno en los tendidos

Pepe Estévez
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El rejoneador protagonizó una tarde de rejoneo cumbre, en dos faenas de altos registros, contribuyendo al éxito los toros de Guiomar C. Moura

Apoteosis de Diego Ventura con casi lleno en los tendidos - Foto: Óscar Navarro

Tras la tempestad volvió la calma, ayer salió el sol en Campos Góticos. El coso presentaba un aspecto inmejorable, con una gran entrada, la mejor hasta el momento, de una feria potente en su cartelería, pero marcada por la climatología adversa. Mucho público y, lo que es más importante, savia nueva, mucha gente joven en el tendido, pilar importante y necesario para el futuro de la tauromaquia. La tarde tuvo un nombre propio, Diego Ventura, al que no se le conoce techo. En su búsqueda continua de la excelencia a buen seguro que ayer la logró en Palencia.

En el quinto fue algo apoteósico. Un toro algo frío de salida, pero que tuvo un excelente fondo en el último tercio. Tras clavar los dos rejones de castigo, con Nómada, y el toro muy encelado, completó una vuelta al ruedo a dos pistas, rematada con una pirueta, poniendo al público en pie. Con Lío llegó el auténtico lío, valga la redundancia. Arrancó de punta a punta en los cites, clavando con extraordinaria precisión las banderillas. El clímax llegó en el epílogo con Guadiana con los pares a dos manos y las cortas al violín, para finalizar con las rosas. Tras dejar un certero rejón de muerte, en un arrebato se atrevió a apuntillar él mismo al toro.

Con el segundo de la tarde estuvo igualmente a un gran nivel. El primer rejón de castigo algo trasero y caído, resultando el segundo con mejor colocación. Con Fabuloso formó un alboroto en los quiebros. Sin embargo, fue con Nivaldo, una de las estrellas en su cuadra, cuando tomó la faena altas cotas, muy torero el caballo buscando siempre la cara al toro, como si fuera una muleta, con un quiebro de extraordinario ajuste iniciado muy en corto. Con Guadiana, en un alarde de espectacularidad, puso las cortas al violín y las rosas. La tauromaquia de Diego Ventura es transversal, por lo tanto tiene registros muy amplios. Prueba de ello, para sorpresa de muchos de los allí presentes, es que echó pie a tierra tras clavar el rejón de muerte y regaló un trincherazo y un molinete con la muleta, que ya lo quisieran firmar muchos matadores de toros, antes de descabellar al toro. 

Apoteosis de Diego Ventura con casi lleno en los tendidosApoteosis de Diego Ventura con casi lleno en los tendidos - Foto: Óscar Navarro

Sergio galán. El rejoneador conquense Sergio Galán, fiel a su clasicismo y pureza, firmó una buena faena al que abría plaza, un animal bravo y con fondo, que no se cansó de embestir. Hubo algún desacierto inicial con las banderillas, después de clavar arriba los dos rejones de castigo. 

De menos a más con Bandido llegaron los mejores pasajes en banderillas, llevando al toro muy encelado en el tramo final y clavando cortas y rosas con brillantez. 

Pechó Galán con el toro más complicado de un buen encierro de Guiomar C. Moura, el cuarto, un animal que se ponía por delante de los caballos y se venía también por dentro. Con la estrella de su cuadra Bambino, tapó muchos defectos en banderillas, pareciendo más sencilla su labor. Dejó un precioso par a dos manos. 

Apoteosis de Diego Ventura con casi lleno en los tendidos
Apoteosis de Diego Ventura con casi lleno en los tendidos - Foto: Óscar Navarro

Lea vicens. Lea Vicens cortó una oreja del tercero en una entonada actuación, destacando en banderillas sobre Bético y Jazmín. Muy espoleada en el sexto lo recibió a portagayola, sobre Diluvio obtuvo los mejores pasajes. Perdió el trofeo por el descabello.

ARCHIVADO EN: Palencia, Toros