"Las empresas de Castilla y León tienen modelos competitivos"

César Ceinos
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El director corporativo de la empresa aguilarense Galletas Gullón comenzó en abril su segundo trienio al frente de la Fundación Excelencia Empresarial de Castilla y León, una entidad compuesta por un centenar de empresas con presencia en la región

Francisco Hevia - Foto: Óscar Navarro

El director corporativo de la compañía aguilarense Galletas Gullón, Francisco Hevia Obras, fue reelegido en abril para un segundo trienio al frente de la Fundación Excelencia Empresarial de Castilla y León (Execyl).Nacido enMadrid en 1974, recogió el testigo de su predecesora,Teresa Cetulio, en 2021, solo unos meses después de que llegara, en septiembre de 2020, a la fábrica agroalimentaria del norte de la provincia. Previamente desempeñó su trabajo en LLyC, en Galletas Siro (a partir de 2006) y en Pascual (desde 2013).

Encabeza una fundación empresarial que está formada por empresas, empresarios y directivos que hace 18 años entendieron que «era bueno poner el foco en las palancas de la excelencia empresarial y en una fundación en la que las empresas pudieran compartir y ayudarse las unas a las otras. Actualmente está formada por un centenar de mercantiles de la comunidad.

Cumplió su primer mandato al frente de Execyl. ¿Qué balance hace del trienio 2021-2024? 

Yo tengo la suerte de haber recibido la fundación en una buena situación desde el punto de vista de actividad, de número de socios y, la parte más básica, la económico-financiera. Lo que hemos hecho estos tres años ha sido robustecer la actividad de las comisiones. Además, hemos constituido alguna otra que nos faltaba, por ejemplo, la de relaciones externas.Estábamos viviendo muy de puertas hacia dentro de la fundación y en un momento determinado lo que vimos es que si queremos ser excelentes tenemos que interactuar con el resto de la sociedad y entonces empezamos a potenciar esa parte de actividad externa. Luego hemos puesto el foco en el crecimiento boca-oído y que la gente que entre enExecyl se sienta bien acogida y se quiera quedar porque realmente recibe el valor que espera de una fundación como la nuestra.

¿Ha cumplido los objetivos que tenía fijados?

Sí, aunque me hubiese gustado llegar a más empresas de las que hemos llegado. Y me hubiese gustado llegar a más empresas de las provincias que tienen menos peso en la fundación; es decir, que el incremento se hubiese producido gracias a aquellas provincias que están infraponderadas. Ávila, Segovia y Soria son tres de las provincias a las que más nos cuesta llegar. 

El pasado día 22, el consejo de dirección de Execyl se reunió por primera vez y comenzó a diseñar su primera hoja de ruta. ¿De qué hablaron?

En primer lugar, renovamos el consejo de dirección.Entraron cuatro nuevas empresas que han sustituido a otras cuatro que acabaron su período.Además, hemos acordado, a propuesta mía, que yo ya no repita en el cargo de presidente. Este es mi último mandato posible.Dentro de tres años tiene que haber otro presidente que le dé otro impulso. Creemos que realmente la fundación coge impulso cuando renovamos los liderazgos y los equipos.

¿Qué metas se ha puesto la fundación para los próximos años?

Pensamos que tras estos tres años de recuperación de la economía, después de todas las distorsiones que hemos tenido de covid-19, de guerras y de inflación, llega el momento de relanzar la economía y posicionarse. Pensamos que estamos en una buena situación, que aquellas compañías que han pasado la crisis están, en general, en mejor condición que antes y pensamos que es un buen momento para poner el foco en el crecimiento de las empresas, que ganen tamaño y afronten la internacionalización con más intensidad de lo que venían haciendo hasta este momento.

En lo referente a la fundación, seguimos con el objetivo de seguir creciendo. La idea es que de aquí a tres años que acabe el mandato, al menos, hayamos crecido en torno al 5%. Además, seguimos pensando que el formato de comisiones nos funciona bien y lo que hemos pedido es que en todas las comisiones haya al menos un miembro del consejo de dirección para seguir impulsando la visión general de la fundación, de todas las actividades y, sobre todo, si tenemos un representante en todas las comisiones, se pueden compartir contenidos. Por otro lado, en el anterior mandato pudimos hacer ya comisiones mixtas cuando había temas que afectaban a dos de ellas.

¿Cómo es dirigir una fundación en la que hay varias empresas que tienen sus roces o son competencia directa?

La gran ventaja que tenemos en Execyl es que la gente viene a compartir aquello en lo que no compite. Nosotros no generamos puntos de conflicto. Cogemos temas transversales que nos afectan a todos, como los Fondos Europeos, la gestión de la digitalización o el reto del reporting de sostenibilidad. Hablamos de temas que nos interesan a todos, pero en los que generalmente no competimos entre nosotros.

¿Qué puntos fuertes tienen las empresas de Castilla y León?

Nosotros pensamos que las empresas de la comunidad tienen modelos de negocio muy resilientes y muy claros. Y eso les permite tener una durabilidad media mayor que el promedio de las compañías de otras regiones. Somos muy competitivos, sabemos hacer las cosas muy bien y las hacemos con mucha eficiencia. Además, las empresas de Castilla y León suelen seguir modelos muy humanistas, por lo que hay bastante sensibilidad en la sostenibilidad social y ambiental y en la gobernanza corporativa.Hay muchas empresas con propósito y con causa. Si preguntas al dueño, la empresa es más que una cuenta de resultados y un balance. Hay gente que tiene el foco puesto en aportar a la sociedad donde vive y en lo que le rodea.

Además, una cosa que hemos hecho históricamente muy bien es unir las cadenas de valor, como pasa en el sector agroalimentario, que tenemos la transformación, la segunda transformación y la comercialización.Eso es la logística y nos ha funcionado muy bien. En los últimos 70 años nos pasó con la automoción.Se decidió poner fábricas de automoción y se construyó alrededor de ellas un ecosistema de proveedores que nos ha hecho salir adelante.

También hay un elemento en el que curiosamente no ponemos nunca el acento: la diversidad. En Castilla y León puedes encontrar operadores de muchos sectores y muy raros, desde la farmacia hasta la aeronáutica. Es cierto que no hay grandes clústeres, como pudiera ser el de defensa, pero sí hay fábricas dedicadas a la defensa, así como centros de investigación y universidades muy potentes que dan conocimiento y talento para que las compañías funcionen.

¿En qué deberían mejorar las compañías de la región? 

En tamaño. Las compañías generan más impacto a su alrededor cuando su tamaño es mayor. Y esa ambición del tamaño es relevante. Si en Castilla y León fuésemos capaces de tener entre 20 y 25 compañías de más de 1.000 millones de euros, la economía de la comunidad cambiaría radicalmente. Yo creo que hay que poner un foco claro en el tamaño. ¿Dónde ganamos el tamaño? En la cuota de mercado de la península Ibérica, pero sobre todo en la exportación. Hemos avanzado mucho en los últimos 20 años en exportación en todos los sectores, pero creo que nuestra gran competitividad nos hace muy valiosos desde el punto de vista de la exportación de nuestros productos. 

En relación con el personal, ¿en qué situación se encuentran las marcas de la región?

Hay dos elementos: la sociología y la formación y educación. Nosotros tenemos un problema sociológico claro.Nacen menos niños que personas que nos dejan y eso nos lleva a que cada vez haya menos gente en la comunidad. Y la que hay cada vez es más mayor. Es un reto que tenemos y que la única forma de solucionarlo, como ya dijo el gobernador delBanco de España, es sustituyendo a esas personas con gente que venga de otros países.

Por otro lado, en el elemento de la formación y educación se está produciendo cíclicamente una evolución. Lo que pedíamos nosotros cuando dejamos de estudiar no es lo que pide un recién titulado ahora ni se estudia lo que se estudiaba antes. Porque siempre decimos una frase que queda muy bien, que es que tú no sabes a qué te vas a dedicar y, posiblemente, de lo que te ganes la vida en el futuro, hoy no hay ni siquiera formación reglada para aprender de esto. Esas son las dos grandes palancas. Tenemos un reto de cantidad de talento y otro de calidad del talento.Esta última ha evolucionado mucho, tanto en FormaciónProfesional (FP) como en los estudios universitarios, pero hay que seguir insistiendo en la cercanía de ambos para que se adapten a las necesidades reales de las compañías. Y la realidad va muy rápido. Lo que necesita una empresa hoy quizá dentro de cinco años haya cambiado y el ciclo formativo se empieza a preparar hoy y justo cuando se acaba de preparar ya se queda obsoleto.

Habla de cambios. Uno en los que más se incide actualmente es la digitalización. ¿Cómo está avanzando enCastilla y León?

Creo que hemos ido a un buen ritmo. Primero, hemos ido al ritmo que se podía, que eso es importante también porque los primeros pasos son difíciles. La tecnología estaba en un período de maduración que era el que era y ahora es mucho más rápido. Ha habido grandes avances, pero a día de hoy lo que tenemos enfrente es la integración de la inteligencia artificial (IA) en los procesos de gobierno y de gestión de las propias compañías. Eso es un cambio disruptivo, igual que lo fue el ordenador para el hogar, el propio software que fue evolucionando y los sistemas de gestión. Hubo diferentes olas de innovación que fueron cambiando la realidad de las empresas y ahora viene otra con una potencia muy alta que es la IA. Lo que viene ahora es una gran oportunidad y el que sea capaz de subirse a la ola y surfearla tendrá una ventaja competitiva respecto al que no lo haga. Dentro de cinco años habrá compañías que estén aprovechando la IA y las que no lo hayan hecho estarán perdiendo cuota de mercado respecto a aquellas que se hayan subido a ese carro.

También son recurrentes cuestiones como la descarbonización y el uso de energías verdes. ¿Les queda mucho camino a las empresas en estos aspectos?

Sí, pero no porque estemos en Castilla y León.Es un reto para la sociedad en su conjunto. Hay que evolucionar después de 100 años en los que hemos construido una sociedad en la que la energía venía de fuentes basadas en el carbono. Pero miras 20 años atrás, cuando todo esto empezó, y ves que la propia tecnología ha hecho que con menos inversión la capacidad de producción de energía sea mucho mayor. Hay muchas más fuentes y en el futuro van a ser más. Todos los días lo vemos en los periódicos, si no hay una innovación en la fisión, la hay en la fusión, si no en la biomasa, si no en el biogás o el hidrógeno verde. Hay tantas fuentes alternativas que están a punto de convertirse en realidades que creo que el futuro va a ser muy claro.

Por ello, para mí, el debate no es descarbonizar, el debate es el ritmo. Y tiene que ser una velocidad razonable y razonada en la que nadie se quede atrás ni genere efectos negativos en una comunidad en la que hemos vivido los cierres de la minería, en la que se han cerrado ciclos combinados y fábricas de energía como la de Velilla, que la han tirado abajo. Tampoco puede ir más deprisa de lo que realmente podamos.

¿Cómo se han beneficiado las empresas de la región de los Fondos Europeos?

Creo que menos de lo que nos gustaría y más de lo que parece. Pienso que ha habido más ruido que nueces en toda la parte de los FondosEuropeos. La parte de la gestión es muy procelosa en general y eso ha generado mucha labor administrativa de preparar papeles y proyectos que ha quitado mucha energía. Las compañías solemos ser muy concretas y eficientes y creo que a la hora de presentar los proyectos,  es verdad que en toda la elaboración de documentación y presentación de proyecto se ha dedicado mucho esfuerzo por parte, no solamente de las empresas, sino por parte de las administraciones pública. Y eso podría haber sido más eficiente. Por otro lado, pienso que lo que ha llegado va en la dirección correcta, pero también es verdad que si hubiese llegado más hubiésemos ido más rápido.

¿Qué reclamaciones lanza a las administraciones públicas?

Hay una general que es la simplificación administrativa. Una de las funciones que yo tengo en mi trabajo es la asesoría jurídica y ha habido etapas muy recientes en las que el BoletínOficial del Estado (BOE) tenía todos los días 100 páginas de normativas que había que leer, estudiar, aplicar e interpretar. Y esto tiene que ser más sencillo. La carga administrativa no puede suponer el coste interno de gestión que nos está suponiendo en todos los ámbitos. En lo fiscal, lo mercantil, lo ambiental, lo laboral hay normas que cambian cada día y nos tenemos que adaptar. 

También necesitamos unidad de mercado. Las compañías ganan dinero cuando acceden a grandes mercados. Estamos en un país con 17 comunidades y dos ciudades autónomas en el que deberíamos ser capaces de unificar las reglas del juego para que hubiera unidad de mercado en la península Ibérica. En Europa pasa lo mismo. Conocer y adaptarse a las normas de cada uno de los países es muy complicado. Hemos hecho un ejercicio sociopolítico que es la UniónEuropea y deberíamos ser capaces de que las normas en la Unión Europea fueran lo más armónicas posibles, porque eso es lo que nos da una unidad de mercado a 500 millones de consumidores. Si eso lo empezamos a trocear de poquitos en poquitos, las eficiencias de las compañías a la hora de atacar esos mercados y surtir de productos y servicios a esos consumidores se complican.

Entre los objetivos generales de la fundación también está «difundir la importancia de la cultura de la excelencia». ¿Se le da el valor que actualmente se merece?

Creo que ha habido una época en la que esto ha perdido un protagonismo porque estábamos gestionando crisis.Después de lacovid-19, vinieron las guerras y, a continuación, las cadenas de valor, la tensión inflacionista y los precios. Las compañías han estado a la gestión de lo urgente y yo creo que lo importante (la gestión de la excelencia) en alguna ocasión ha perdido el protagonismo que deberían mantener. 

Por último, admite que lamenta el «estudia y vete» que normalmente han recomendando los padres a sus hijos en Castilla y León. ¿Qué se podría hacer para luchar contra esta idea? 

A nosotros nos gustaría que el mantra fuese estudia y quédate y conseguir que los jóvenes de Castilla y León entiendan que es una región en la que se puede tener una vida plena y se quieran quedar en las empresas de su territorio. Lo primero que tenemos que hacer es que la gente de aquí vea que en Castilla y León hay muy buenas empresas.

El empresario de la comunidad nunca ha puesto en valor lo que somos. Y aquí puedes encontrar compañías líderes en sectores como el café (dos de los cinco grande operadores los tenemos en Palencia y no lo sabemos). Tenemos a Aciturri haciendo piezas de aviones y no lo sabemos, y tenemos los mejores jamones del mundo y los mejores viñedos del mundo con el mayor numero de denominaciones de origen. Hacemos las cosas muy bien pero no somos capaces de hacer entender a la gente de aquí que puedes trabajar perfectamente en una gran compañía con un desarrollo profesional y personal intenso y cuyo centro de trabajo enesté Salamanca,Zamora o León.