Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


Panorama desolador

14/11/2023

Defender la concordia, en una sociedad que carece de puntos de referencia, supone recurrir a datos antropológicos claros y objetivos que están ahí, como que somos únicos y dignos del respeto entre semejantes. No traspasemos, pues, estos valores naturales. Ciertamente, la indignación de la gente ante el aumento de las desigualdades o el debilitamiento del espíritu de compromiso y servicio propio de las democracias, así como la indiferencia ante las reglas universales colectivas, nos están llevando a un callejón de crueldades, en un instante de gran ansiedad y desorden mundial. Sin duda, hay que tomar un respiro para repensar, cuando menos para poder concertar los esfuerzos hacia la paz y el desarrollo sostenible. No compitamos los humanos unos contra otros, ni desoigamos ninguna voz; en todo caso, fomentemos una moralidad a toda prueba en la gestión desinteresada y transparente del poder, estableciendo el diálogo como instrumento insustituible de toda confrontación constructiva. Desde luego, no hay mejor sanación en tiempo de crisis, que la mano extendida, que una caricia reconciliadora y no tantos argumentos para defenderse, muchas veces es cuestión de entenderse mutuamente y de atenderse recíprocamente. Hemos barrido el orden en todo. Este panorama es desolador y confuso.  El desgaste de los valores universales comienza a amortajarse en las propias familias. Cada cual consigo mismo debe forzar a interrogarse. No dejes que el sol se vaya sin que hayan muerto tus resentimientos, es una buena medicina. Un corazón encarnizado no merece continuar latiendo. Ojalá retorne el viento de la esperanza y podamos recomponer la confianza perdida. Seguramente, entonces, tendremos que cambiar planes y proyectos entre los más jóvenes; porque muchos de ellos, son educados con sentimientos vengativos, en contextos ideológicos en los que se plantan las semillas de viejas antipatías, preparando sus habitaciones interiores para futuras violencias.Desde luego, hoy más que nunca, hace falta reencontrarse fuera del terror que anida por cualquier esquina planetaria. Favorecer el encuentro y socorrer en la necesidad, ayuda mucho a favorecer el sueño de la quietud.