Carmen Arroyo

La Quinta

Carmen Arroyo


Nuestras reinas

09/11/2023

Siglo V, la Ley Sálica impedía reinar a las mujeres. Tiempos de Clodoveo. El machismo viene de lejos y sigue presente. La Ley tenía claro objetivo: favorecer al hombre; determinaba su preeminencia sobre la mujer. Impedía que heredase la tierra; su dominio pasaba al varón aunque naciese primogénita. El hombre podía comprar la esposa al padre de ésta. Mujer adúltera, la abandona la sociedad. Si deja el hogar conyugal es enterrada viva. Falta mucho que conseguir, pese a luchar por lograrlo. La historia fue escrita por varones. La división del trabajo, por razón de sexos, surge debido a la dominación patriarcal. Ellas aparecen en documentos o frescos siempre con un niño a cuestas, llevando un cántaro de agua en la cabeza, cocinando o tejiendo, y, también, bailando para entretener a los jefes, a los poderosos. Por supuesto, con obligación de satisfacer las necesidades sexuales del varón. Y se paga por su cuerpo, prostitución. O se exige para acceder a puestos más importantes.
En Grecia, si nacía una niña, a la puerta de la casa se colgaban hebras de lana. Si era varón, un ramo de olivo. Era la primera señal de la vida que aguardaba a cada uno. El varón, educado para mandar, la niña, aprende labores del hogar. Leí un libro que me hizo pensar en el tema de mi columna: La estirpe maldita. Aporto algunas de las lindezas con las que nos obsequiaba su autor: La corteza cerebral de la mujer está disminuida, por eso, su habilidad es menor. El instinto hace a la mujer semejante a las bestias, más dependientes y alegres. No es cierto. La Historia la llenan mujeres pioneras que destacaron en Artes y Ciencias, escribieron, investigaron, descubrieron, llegaron a reinar. 
Año 1188, Palencia, nace la novena hija de Alfonso VIII y de Leonor de Aquitania. Se llama Blanca. La abuela del futuro rey de Francia, el delfín Luis, envió a España embajadores para que entre las hijas de Leonor y Alfonso, eligiesen a la mejor dotada para hacerla esposa del nieto. Blanca era «piadosa, distinguida y modesta». Se casaron en Port-Mort. Al morir el suegro, Felipe Augusto, fueron coronados reyes de Francia en la catedral de Reims. Viuda a los 38 años y nueve hijos. Hasta que alcanzó la mayoría de edad su hijo Luis, luego, San Luis, ejerció como regente.