Estar encuadrado entre las principales arterias de la ciudad, asomarse a ese pulmón de la ciudad que es el parque del Salón y tener al lado la Huerta de Guadián, disponer de servicios educativos, sanitarios y sociales; aglutinar un buen número de establecimientos comerciales y de hostelería y ser, junto con el centro, el corazón del casco histórico de Palencia proporciona una serie de ventajas a los vecinos, entre las que una de las más destacable es tener casi todo lo necesario muy cerca de sus domicilios.
Pero, naturalmente, tiene sus desventajas como las zonas céntricas y de mayor actividad y animación social de cualquier ciudad. Entre estas últimas, una de las más importantes -y reiteradas por los directamente afectados- es el exceso de ruido, tanto derivado de la música de los bares y restaurantes como de la presencia masiva de clientes que salen y entran de los mismos, pero también derivada de las numerosas terrazas instaladas en sus calles que, si ya antes de la pandemia, se hacían notar, con las permitidas de manera excepcional para afrontar la crisis que padecía la hostelería tras los cierres y el confinamiento, fue mucho más notorio.
En el barrio de La Puebla, que durante muchos años fue también el de la 'movida' de bares de cañas y de copas, más tarde compartida con la zona del Seminario, saben mucho de excesos acústicos, de saturación de locales, de visitas policiales y de quejas escuchadas y atendidas con mayor o menor diligencia. Ahora, pasados ya aquellos años del 'boom' de bares y discotecas, sus demandas siguen participando de los mismos planteamientos: los vecinos reivindican su derecho al descanso y piden que haya un mayor control y no solo por el ruido, sino también a nivel de seguridad, ya que con cierta frecuencias los fines de semana se registran altercados.
Se congratulan desde la asociación vecinal de que se estén retirando las terrazas-covid, que no solo restaban aparcamiento a una zona ya de por sí saturada, sino que contribuían en gran medida al ruido y a la proliferación de eventos y pequeñas fiestas musicales al aire libre. Y lamentan que esto no se haya hecho antes por parte del Ayuntamiento, pese a que llevamos tiempo con la pandemia y las restricciones de la misma superadas.
Y, aunque son conscientes de las ventajas de estar en el centro de la ciudad y de contar con buenas dotaciones, infraestructuras y servicios, proponen a los responsables municipales que diversifiquen y distribuyan los eventos festivos, y no solo los de San Antolín, para una mayor dinamización de la ciudad y una cierta tranquilidad de este barrio. No es nada nuevo, pero como en otras zonas, el equipo de Miriam Andrés tendrá que estar atento.