Cristina Martín, que nació en la capital y residió en ella hasta que se fue a estudiar a Salamanca para ser socióloga -realizando más adelante un master en márketin y ventas en Madrid- es el vivo ejemplo de que el sueño americano puede cumplirse. Así, aprovechó la oportunidad laboral que le ofrecieron a su marido, Antonio, dejando su trabajo para vivir en una urbe que la atrajo desde siempre a raíz de ser una ferviente seguidora de la exitosa serie de televisión Sexo en Nueva York. Desde hace ocho años, cruza al otro lado de la bahía de Manhattan en 15 minutos, en concreto desde Hoboken, ciudad de unos 60.000 ubicada en el condado de Hudson, que pertenece al estado estadounidense de Nueva Jersey y posee unas magníficas vistas del Sky Line que conforma la Gran Manzana y sus imponentes edificaciones.

«A mi esposo, que trabaja en Banco Santander en el departamento de matemáticas financieras, le  habían ofrecido varios destinos en el extranjero y le comenté que solamente cambiaría Madrid para ir Nueva York. La oportunidad llegó, cogimos las maletas y a nuestras mellizas, en ese momento  de ocho años, y nos fuimos. Era mi ciudad soñada, había viajado una vez allí y el principal problema fue que en Madrid era directora comercial de una empresa italiana con servicios de márketin y tuve que abandonarla», apunta.

El primer objetivo, antes de buscar trabajo, fue que sus dos hijas manejaran mejor  el inglés al haber estudiado tres años en un colegio bilingüe en Madrid. «Llegas pensando que la adaptación será rápida pero el choque cultural es enorme. Coincidió que en 2017 hubo un huracán que arrasó la isla de Puerto Rico y llegó desde allí mucha gente al colegio público en el que estudiaban Alba y Candela. La dirección decidió crear estudios de refuerzo para que aprendieran el inglés necesario los nuevos alumnos y mis hijas entraron en ese programa, que dura entre tres o cuatro años, hasta que el profesorado consideró que sus alumnos son bilingües», agrega la palentina.

El márketin palentino que brilla en la Gran Manzanarelevancia laboral. El siguiente paso para Cristina fue tratar de acceder al mercado laboral, no sin dificultades. «Tu base al trabajar en ventas es tener contactos pero al llegar a Nueva York no tenía ninguno. Así, hablé con una amiga que introducía marcas de ropa italiana de lujo desde España en Estados Unidos y me ofrecí a ayudarla gratis. Ella comentó que, aunque ya tuviera una base importante, debía perfeccionar mi inglés. Primero contacté con una marca de moda española, La Condesa, y luego con Porcelanosa. Fui a un par de fiestas de esta empresa de Villarreal y me dirigí a las personas adecuadas que me hicieron entrevistas y acabé trabajando para ellos al margen del showroom, fuera de la tienda. Colaboré con arquitectos y diseñadores  con un portfolio grande de clientes para conseguir que introdujeran el producto de cerámica en sus proyectos. Fue increíble al poder participar en la idea que dio lugar a la ejecución de varias fachadas con la imagen y materiales de Porcelanosa», comenta con orgullo.

Uno de sus mayores logros fue el de dejar su impronta en la afamada serie de televisión Sexo en Nueva York, que siguió muchos años. «La actriz Sarah Jessica Park es uno de mis iconos y fue un honor poder colaborar con el equipo de la serie. Me encargue de diseñar el embaldosado de su baño y me cuesta creer que en ese suelo murió su marido, Mister Big, interpretado por Chris Noth», señala con una amplia sonrisa en su rostro.

Después de tres años y medio en Porcelanosa, se planteó seguir evolucionando. «Es lo que sigo haciendo y primero obtuve un puesto de trabajo en empresa de lujo de muebles italianos, Flexform, y en ella trabajé en proyectos como el nuevo restaurante de Tiffany's en la Quinta Avenida y para la cadena Aman Hoteles. Estuve implicada en la expansión del negocio dos años y el pasado mes de diciembre empecé en otra empresaque es competencia directa de Porcelanosa, ICG Italia. Aquí ya he empezado a viajar y estuve primero en Florida y en cuanto regrese tras unos días en Palencia me voy a Chicago y luego a Las Vegas en esta nueva etapa profesional», indica.

El márketin palentino que brilla en la Gran ManzanaAdemás, ha puesto su empeño en incentivar las relaciones entre los españoles residentes en su entorno neoyorkino. «Era curiosísimo ver  que algunos con 20 años aquí no se conocían entre ellos y me propuse ponerles en contacto en Hoboken. Actualmente, ya somos unas 60 personas y en la final de la Eurocopa de Fútbol de Alemania nos reunimos unos 40 españoles en un bar para poder celebrar el título», comenta.

Pese a la distancia, los vínculos de Cristina Martín con Palencia siguen muy vivos, ya que, primero sus padres, ya jubilados, y ahora su hermano, regentan el bar-restaurante Bariloche en la plaza de San José  «Ahora es más difícil, pero antes procurábamos venir una vez al mes cuando vivíamos en Madrid. Nuestra familia vive de ello y siempre he creído que es importante generar economía local y aportar migranito de arena al comercio, adquiriendo n sus tiendas todo lo que necesitaba», concluyé.