Las once diócesis de la Comunidad recaudaron más de 3,1 millones de euros durante la campaña del Domingo Mundial de las Misiones (Domund) durante el ejercicio 2022, donde Valladolid se posicionó a la cabeza con 365.000 euros, cifra que creció un 54 por ciento en comparación con la campaña de 2021, al registrarse 236.000 euros, que se debe al aumento de las herencias, explicaron fuentes diocesanas.
Por provincias, tras Valladolid, la Archidiócesis de Burgos fue la segunda que más recaudo en este sentido, con 248.606 euros; seguida por Salamanca, con 148.826 euros; León, con 124.462 euros; Ávila, con 97.792 euros; Palencia, con 97.765 euros; Astorga, 65.248 euros; Segovia, 57.507 euros; Zamora, con 50.791 euros; Osma-Soria, con 38.978 euros; y Ciudad Rodrigo, con 17.468 euros, según fuentes eclesiásticas procedente de las Obras Misioneras Pontificias (OMP) y recogidas por Ical.
En el caso de la provincia vallisoletana, además del Domund, conocida también como la propagación de la fe, las Obras Misionales Pontificias se complementan con San Pedro Apóstol o Vocaciones Nativas y la Infancia Misionera, que todas juntas registraron unos ingresos totales de 662.553 euros desde la Dirección Diocesana de Valladolid durante el 2022, los cuales fueron distribuidos por multitud de países.
Misioneros desde Valladolid
Durante la realización de un balance de la presencia misionera de Valladolid por parte del Arzobispado, el delegado de Misiones, José Carlos Gómez, detalló que se cuenta con un total de 154 misioneros, muchos de ellos de avanzada edad, ya que la media oscila en los 70 años y el relevo generacional está algo estancado.
El mayor número se localiza en Uruguay, con 16 misioneros; seguido por Paraguay, con 13; Italia, con once; Brasil y México, ambos países con nueve integrantes; así como Chile y Argentina, con otros siete en cada caso.
Dejaron claro que no necesariamente su residencia, implicación y trabajo en los determinados territorios se vincula a la pobreza económica, sino a la falta de conocimiento del evangelio, por lo que también se recoge la presencia de misioneros Taiwán, Indonesia, China o Madagascar, entre otros.
En ese sentido, la misionera del Verbum Dei, Maga Tamayo, detalló su experiencia tras 16 años de labor en Centroamérica, en Honduras y Nicaragua, y otros once más en Argentina, quien recordó que su misión comenzó tras una visita del Papa a Polonia en el año 1991, donde entendió la importancia de "transformar la realidad del mundo" y como su vida podía ayudar a "hacer evangelio para otros" desde una visión personal.
Apuntó que "ha pateado barrios y aldeas" para compartir alimentos y vida, porque ser misionero no siempre está relacionado con el empobrecimiento económico, sino del corazón, dado que muchas personas "anhelan un evangelio", aseveró.