Me llamó mucho la atención la pasada semana en el hotel NH Colección de Burgos encontrar un pequeño apartado infantil en el buffet de desayuno. O no lo había visto o nunca me había fijado…
Una mesa y sillas bajitas, anexa a una pequeña barra donde se disponían los alimentos de manera algo más divertida, con una vajilla más sencilla con pinta de ser más resistente, y ahí repostería, galletas, cereales, brochetas con formas de animales…
No sé si será permanente o a demanda, en función de los niños pequeños que se alojan y para quienes han contratado el desayuno; mi lógica dice que para peques de hasta cierta edad, un precio más económico que el buffet de adulto puede resultar lo suficientemente atractivo con una oferta así. Por un lado, esto permite mejorar número de alojados que contraten el servicio de desayuno y, por otro, tener a los niños más entretenidos, a los padres y al resto de clientes más relajados, pues sufrirán menos carreras, gritos o lloros. Que uno no tiene hijos, pero los momentos de las comidas de los niños pequeños suelen ser conflictivos, salvo afortunadas excepciones.
Comentándolo con amigos que viajan con frecuencia con sus vástagos y se alojan en hoteles, hay países en los que esto debe ser habitual, y me citan Holanda como ejemplo. Me alegro, espero que se pueda extender la tendencia, porque la idea es estupenda sin duda. Y ya si hay capacidad para que la oferta sea adecuada en términos nutricionales, sería fantástico, porque seguro que poner chocolates, bollería y demás les resulta lo suficientemente atractivo, pero hacer atractiva a la vista la fruta, yogures, leche, chacinas o incluso verduras puede ser un reto.
Lo que no tengo tan claro es si la medida está beneficiando más a los propios niños, a sus tutores, o al resto de usuarios del buffet. Porcentualmente creo que son los adultos los que salen más favorecidos, al crearse un ambiente más tranquilo; que cuando los niños gritan, lloran, toquetean todo, corren, manchan… los miramos de aquella manera, pero esas miradas acusadoras, furtivas o no, hay que dirigírselas directamente a sus responsables, cosa que no solemos hacer.
Mirándolo con cierta perspectiva, esto podría interpretarse como una media de conciliación… social, ¿Verdad?