Es la actriz más veces nominada a los Oscar y a los Globo de Oro de la historia y su carrera es tan prolífica que cuenta con obras de arte como Memorias de África, Los puentes de Madison o Kramer contra Kramer. No hay duda de que Meryl Streep es una amante de su trabajo y, antes de recoger mañana el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2023, la estadounidense confesó ayer sentir «adicción» por la actuación, una «manera maravillosa de vivir», reconociendo, además, que nunca ha perdido de vista quién es por ninguno de los papeles que ha encarnado.
En un acto celebrado en Oviedo con alrededor de 500 profesores y alumnos de 3º y 4º de la ESO, Bachillerato y Formación Profesional, aseveró que elige interpretar aquellos personajes que son «auténticos» y que estén sumidos «en la contradicción», porque «así somos los seres humanos».
«Me atraen esas mujeres que no están de acuerdo, que son inconformistas, complicadas, espinosas... Que al final sorprenden, porque esperas una cosa y al final hacen otra», destacó una versátil actriz capaz de hacer suyo el acento más complicado.
Streep, de 74 años, que desveló que desde los tres sabía que quería «trabajar en el teatro y en la industria del espectáculo», señaló que la «emoción» de la actuación es poder perderse en cada papel e «inmiscuirse» en cada historia, algo que no le ha proporcionado la parte tecnológica de la cinematografía, que le «aburre muchísimo».
Así, antes de aceptar su participación en algún trabajo, siempre se pregunta si puede «ayudar al mundo» o, por el contrario está «inyectando veneno a la cultura».
«No intento dar ninguna lección o enseñar nada. Lo que espero es estar haciendo algo verdadero y que la gente encuentre algo con lo que se pueda identificar», apuntó la estadounidense, un icono universal con más de 60 películas que prefiere dejar a sus personajes en el plató y no llevárselos a casa, puesto que en la vida real están «las verdaderas razones para vivir».
La gran dama de Hollywood también manifestó que sabe cuándo tiene que interpretar un papel porque, al leer el guion, le palpita el corazón «rápidamente». «Hay muchísimos guiones realmente malos. Cuando digo guiones malos, digo que la gente escribe demasiado rápido y no piensa en profundidad», destacó.
Streep comentó que, cuando era adolescente, el «mundo tenía una expectativa completamente distinta para las mujeres», y «casi ninguna» se dedicaba al ámbito de los negocios y había «poquísimas doctoras», puesto que las féminas solo eran «enfermeras, profesoras o madres».
En este sentido, confesó que su madre le dijo en una ocasión que no dejase que «nada le frenase» y que era «capaz» de conseguir todo lo que se propusiera: «Yo me lo creí y eso me dio mucha confianza».
«Para todos»
Streep aseguró sentirse «muy honrada» por compartir esta edición de los Premios Princesa de Asturias con «héroes», profesionales que dedican sus vidas a trabajar por las enfermedades desatendidas o científicos cuyos descubrimientos que están permitiendo aplicaciones terapéuticas innovadoras y la búsqueda de nuevos tratamientos efectivos contra bacterias resistentes a antibióticos. «Cuando veo a las personas que han ganado el premio, me apetece hacer las maletas e irme a casa», comentó entre risas antes de señalar que ella solo es la «proa del barco» y representa en Oviedo a todos los actores y actrices.
Su felicidad es tal, que la intérprete protagonizó la anécdota divertida de la jornada cuando, en su recibimiento oficial, bailó durante unos segundos al son de las gaitas que cada año amenizan la llegada de los galardonados.