Lejos queda aquel 8 de agosto de 1992, cuando Fermín Cacho cruzó primero la línea de meta del estado de Montjuic y se colgó el oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona. Detrás de aquella valla se encontraba el soriano Enrique Pascual. 67 años le contemplan y una larga trayectoria, con éxito olímpico incluido. En París 2024 afrontará su novena cita con una pléyade de atletas que "confían" en este humilde, pero afamado soriano, gran defensor de su tierra, "la mejor para entrenar sin duda". La constancia, la humildad y el esfuerzo son algunos de sus ejes profesionales y vitales, esos que le han valido el Premio Ical 2024 por su provincia. Estos valores se los traslada a los corredores, algunos de ellos abrazados al frío soriano en busca de una figura histórica para el atletismo español y con el que esperan crecer deportiva y personalmente. No se esconde, pero tampoco se muestra ante el público: "El protagonista es el atleta. Nosotros solo salimos en los fracasos". Pero Enrique también va preparando su adiós, porque todo pesa, y va dejando paso a su sobrino, quien le acompaña en el día a día, subido en su bici de liebre, rodeando la pista de Los Pajaritos, aquella que su tío empezó a construir con sus propias manos hace casi cinco décadas.
Constancia, trabajo e ilusión son características que le han respaldado en estas décadas, ¿de dónde mamó Enrique Pascual esa lección por el esfuerzo?
Supongo que eran otros tiempos, pero en la familia se veía el trabajo, trabajo y trabajo y horas, horas y horas; y era una manera de sacar adelante desde lo más bajo de la sociedad, a una familia de cuatro hijos. Esto se transmite familiarmente. De ahí viene. Desde el punto de vista deportivo, uno de mis profesores del INEF de Madrid, Manolo Pascual Piqueras, ya fallecido, nos metió en la sangre o la mente, no sé dónde, esa ambición, esa manera de transmitir al atleta su potencial y de 'querer es poder', esa línea de trabajo.
En la vida, como en el deporte, ¿no hay éxito sin trabajo?
No exactamente, pero está claro que sin esfuerzo es difícil triunfar. Primero está el esfuerzo, que lo tienes que poner; luego puedes llegar o no. El problema del atletismo es que dependes prácticamente de ti y poco más, como por ejemplo la genética, tienes que valer. Si tienes las condiciones físicas para salir adelante, será más fácil; y si no las tienes, el trabajo te permitirá subir escalones, pero es posible que estés limitado. En todo caso, quien no prueba no sabrá lo que hubiera sucedido. También se necesita un poco de suerte, porque puedes tropezar por el camino con lesiones o no encontrar las competiciones adecuadas. El camino hay que recorrerlo.
¿Cuánto de cabeza y psicología tiene también un atleta?
El conjunto de características es lo que te permite saber hasta donde puedes llegar. Si un atleta 'es muy tonto', sin molestar a nadie, casi acaba haciéndolo mejor porque el hecho der ser capaz de aislarte del entorno, de no pensar en otras cosas y dejarlas al margen, eso te va a favorecer. No es que tengan que ser tontos, todo lo contrario, porque luego demuestran ser muy inteligentes y listos, sobre todo en el plano motriz y emocional, porque tienen que superar estadios llenos y otras muchas cosas, y para eso hay que ser listo, ser capaz de discernir un poco lo que te viene bien y lo que no. Si te aíslas, tienes más facilidades de triunfar.
Triunfar, ¿es sinónimo de ganar siempre?
En el atletismo, yo diría que sí. La gente entrena para ganar, para ser primero. Ser segundo ya es un pequeño fracaso. Tienes que ganar, es clave.
Usted ha entrenado y formado a algunos de los atletas con más éxitos de este país, ¿cuál es su secreto?
No hay mucho secreto. Hay dos apuntes importantes. Por un lado, el trabajo por parte del atleta y el entrenador, dedicarse plenamente y estar convencido de lo que se hace. Si eso se lo transmites al atleta, es fácil que pueda surgir. Y una segunda pata es tener ciertas condiciones para desarrollar tu actividad. Aquí en el CAEP de Soria son divinas, maravillosas. Tengo un atleta chileno, Carlos, que ha pasado por Estados Unidos, por otros lugares de España, por Colombia y por su país. Por medio mundo entrenando. Y llega aquí y dice que este es el mejor sitio del mundo para entrenar. Yo me quedé con eso. Yo sé que estamos en un buen sitio, pero que te lo digan de fuera te llama la atención. Habrá sitios maravillosos para entrenar, pero este es uno de ellos. Tenemos campo cerca, montones de kilómetros de campo abierto y libre para correr, las instalaciones deportivas están bastante bien, pero mejorables, con algunos arreglos. Y el módulo cubierto. Otra cosa es que la ciudad fría y heladora que es Soria ya no lo es tanto. Es mejor que casi todos los sitios de Castilla y León, donde en verano pasan mucho calor y en invierno las nieblas les machacan, y eso no lo tenemos nosotros y es un sitio maravilloso para entrenar. Soria es uno de los mejores lugares del mundo para entrenar porque es una ciudad muy pequeñita, tenemos de casi todo, se puede vivir, tienes todo tan cerca que no pierdes tiempo para nada, un monte precioso muy cerca, las instalaciones deportivas están todas a diez minutos, una ventaja para desarrollar la vida saludable, aunque un inconveniente para desarrollarte en otros sentidos. Pero para tener una vida cómoda, saludable, nada problemática y con estabilidad, que es lo que necesita un deportista, aquí lo tienes. No tienes la Residencia Blume de Madrid, con demasiada gente, ni pedir comida basura, que hasta eso es más difícil.
¿Cuánto de autoconvencimiento de tus posibilidades hay en esa clave del éxito?
El autoconvencimiento debe tenerlo el atleta. El entrenador debe creer en él. Tiene que pensar en no hacer mínimas, sino máximas. Tienes que ir con la idea de ser primero. Luego puedes ser tercero. Con algunos lo consigo y otros no. Mi atleta en Maratón se estrenaba, iba a un Mundial por primera vez y eso siempre pesa y te limita. Yo intento evitar que digan 'Ya he llegado', y muchos lo hacen. No, este es el paso, y llegar es ganar. Eso es clave para tener éxito, que tú creas que eres capaz de hacerlo y tener atletas con condiciones. Es un tema de creencias entre todos.
Trabajas con jóvenes y hay una cierta de idea de que es la 'generación de cristal', ¿cuándo vienen te eligen o los eliges tú?
Yo no elijo a nadie. Me eligen ellos. Al que quiere venir normalmente lo acepto. He llegado al convencimiento de que mi objetivo en el atletismo es ayudar al que quiera ser ayudado. Me gustaría tener algún campeón olímpico más (ya cuenta con Fermín Cacho, en 1992), pero yo ese tema ya lo tengo cubierto. He tocado el punto más alto, no sé si lo hay más alto. Ahora mi objetivo es ayudar. En estos tiempos, ¿es más difícil o más fácil, que antes? Yo creo que lo tienen más difícil que nosotros, que teníamos pocas condiciones de instalaciones, ambiente y posibilidades, pero tenías el medio para aprovecharlas. Ahora las becas son más pequeñas que en aquella época. Lanzarte a estos deportes es de héroes. Los que se deciden por estos deportes son más fuertes, estar convencidos, dispuestos a sufrir mucho y tienen menos posibilidades de recoger el fruto de ese esfuerzo. Ahora se tienen que pagar ellos el 'meeting' y cuesta mucho. Otro problema es que hay mucha más gente que se dedica con más ímpetu a estas actividades, y el mercado no asume tanta gente. Sí hay un poquito de 'generación de cristal', pero el género humano no ha cambiado desde los griegos, lo ha hecho el ambiente. Hace 20 años no tenías nada hecho, había que trabajar el fin de semana, ir a servir cafés cuando estudiabas en Madrid para sacar mil pesetas. Lo tenías que hacer y se podía. Hoy esos trabajos son difíciles de hacer. Los padres les hemos dado todo y nosotros nos buscábamos todo, pero no tienen la facilitad de salir a flote.
¿Qué aprende un atleta joven con Enrique Pascual?
No me gusta hablar de mi, pero al final piensan que entran en un sistema de cierta confianza. Creo que les doy mucha confianza. No siempre lo consigo, pero sí a menudo. Estar siempre al lado, por la mañana, por la tarde, al mediodía… muchas horas con ellos, y no toda la gente puede hacerlo. Cuando trabajaba en el instituto mi mujer me decía que tenía dos vidas, y salgo de la A y me voy a la B. Es posible que haya vivido dos vidas, lo cual es muy positivo. No sé mis años de vida cuántos serán, pero si los multiplico por dos, da mucho gusto. Eso está muy bien, perfecto.
¿Qué momento de su dilatada carrera recuerda con más cariño? ¿Y aquel en el que se dio cuenta de que un gran esfuerzo había merecido la pena?
No quiero confundir el esfuerzo de unos y de otros. He ido convenciendo a la gente, me apetecía hacerlo y lo he hecho. He sido siempre amateur, con lo cual vivía de mi instituto y esto era mi ocio y hobby. El esfuerzo lo hacen los atletas y yo solo he intentado encauzar esa posibilidad de hacer el esfuerzo. Para hablar de esfuerzo hay que hablar con ellos, no conmigo.
Pero está claro que ellos te vienen a buscar a ti…
(Risas) Al final la fama es la fama, aunque me fastidia hablar de ello, porque me gustaría no tener nada de fama. Pero tu ves que aquí hay sitio para entrenar, que te dejan, que alguien controla tus entrenamientos y que le ha salido bien. Pues ese proceso atrae a otros.
¿Qué le falta para redondear su vida deportiva?
Para mí lo más importante es que mis atletas ganen. Y tengo la esperanza de que al menos uno pelee por las medallas en París 2024. No tengo interés en conseguir nada, sino ellos. No quiero tener falta modestia, que puede ser, pero estoy por ayudar a la gente y ya está ¡Si estoy jubilado! Y estamos en ir perdiendo poco a poco la actividad. En la época labora tienes objetivos y proyectos, y en la jubilación, el fin es ayudar.
¿Cómo se levanta cada mañana para motivarse una persona que, como entrenador, ha ganado casi todo en este deporte?
Al final eres una oenegé y es lo que te hace mantenerte vivo y activo. Si tuviera un trabajo de 8 a 3, seguramente me desinflaría, pero como es ocio, vengo y lo hago. Además, los propios atletas tiran de ti. Ellos tienen que salir adelante y lo que no empujas tú lo hacen ellos. Es un trabajo entre el grupo y tu.
¿Existe frustración cuando no se consigue el resultado previsto?
Claro, y por desgracia no a todo el mundo le sale bien. Solo a uno. Quedas el segundo y ya no ha salido bien, sino a medias. Pasa mucha gente que recorre el camino para ver si es capaz; y luego por mil motivos, por mi culpa también, puede ser que no estén predestinados para eso, aunque no creo en la predestinación. Es posible que no tienen las capacidades físicas o mentales y no llegan.
¿Cómo gestionar el éxito de un pupilo tuyo?
Yo lo gestiono perfecto porque al día siguiente se ha pasado. No me lo planteo mucho. Los entrenadores de atletismo tenemos la suerte de que no salimos en ningún sitio, no pintas nada y da igual, porque no te conoce casi nadie. Nuestro éxito está bastante resuelto. El de los atletas es otra cosa. Hay muchos aspectos a su alrededor que a veces les lleva por mal camino, por no gestionar muy bien su éxito y su vida posterior, que pasa a menudo. Cuando dejan de estar de su mano son libres y tienen su vida. A partir de ahí mantienes con la mayoría una gran relación, pero es difícil influir ya en ellos. La gestión de su éxito se suele llevar entre el manager y el entrenador. Nosotros tenemos una relación más cercana, un poco más de padre, pero el manager tiene otros caminos; a veces no echan toda la mano que deben y están más en otras cosas, pero los hay muy buenos y lo hacen muy bien.
Y, ¿cómo se gestiona el fracaso?
El fracaso nos lo adjudicamos nosotros, los entrenadores, bastante. Siempre tenemos fracaso, porque vas a un campeonato de España o un Mundial y llevas a varios atletas y el éxito solo es de uno o de dos y todos los demás fracasan. Al final, con un éxito maravilloso, tienes que estar con la cara del que lo ha hecho mal y es con el que estás. Por tanto, casi siempre estamos más en el fracaso que el éxito. ¿Cómo se lleva? Depende de la situación del corredor y el momento. Yo a más de uno le he dicho que se fuera a su casa y dejara de entrenar y que estudiara para concluir su carrera universitaria. Mi consejo a veces es que hay más vida y es limitada. A otros les dices que hay que seguir trabajando porque ves mimbres. Depende de la persona, no siempre es la misma.
Siempre ha conseguido que aquellos que querían entrenar con usted tuvieran la 'obligación' de vivir en Soria. Eso le convierte en clave para aumentar la población de la provincia...
No sé si luchamos por la despoblación (ríe). Soria está como está y la verdad es que tenemos mucha tierra pero poca gente. Todo el goteo que captemos nos viene bien. No sé si la despoblación tiene solución. Pero sí veo que la despoblación lleva al abandono. Desde esta provincia me siento bastante abandonado. Yo tengo mi vida hecha, pero esta provincia debería tener más posibilidades pero se han cortado en muchos sentidos, como las vías de comunicación, que llevamos para el trozo de la Autovía del Duero 18 o 19 años, y no nos comunicamos ni con Valladolid, que es nuestra capital. Algo está pasando. En el año 1987 hicimos un proyecto de INEF para Soria, lo presentamos, todo bien y en orden. Al año siguiente lo pusieron en León, gracias a un presidente de la Junta de Soria. Nos abandonan. Un centro de entrenamiento con idea de que fuera nacional. Cogen el inicio de mi proyecto y a los dos años se hace en León pero del CSD. Estoy harto de que nos pisen proyectos. A lo mejor podría haber más gente que promueva, pero luego no se lleva a cabo, no sé si por los votos, porque hay pocos, somos los que somos. Pero al final todo eso nos lo acaban quitando y te duele. Te frustra.
¿Le preguntan los jóvenes por sus experiencias olímpicas y con los atletas más veteranos? ¿O focalizan su formación en entrenar?
Sí, de vez en cuando salen anécdotas. Hacemos un entrenamiento y recuerdan si Reyes Estévez hizo un mil en las mismas circunstancias y que decía que no traccionaba. Yo le decía que no iba mal. Se quitó las zapatillas y se le había olvidado poner los clavos. ¿Cómo iba a agarrar si iba en una pista de hielo? Historias de este tipo siempre salen en los entrenamientos actuales.
Otra anécdota la viviste con Abel Antón en Zaragoza…
(Risas) En el proceso de formación del grupo y el entrenamiento, esto empezó de cero. Las pistas las hacía yo con un rastrillo y una pala. Un surco, no una pista, en un campo plano en Valonsadero. En los alrededores de Soria he hecho dos o tres pistas de este tipo. Pero para ponernos a punto, cuando estaba cerca la competición, pues necesitábamos pista. Muy a menudo cogíamos el 127 de mi madre y nos íbamos a la pista universitaria de Zaragoza. Cuando era fin de semana teníamos que saltar la tapia. El guardia de seguridad nos decía que le buscábamos la ruina y se hacía el despistado. Yo le decía que habíamos ido a hacer un mil, que tardábamos dos minutos y medio y nos íbamos. Lo hacíamos y saltábamos otra vez, bastantes fines de semana para tocar pista sintética.
En su octava cita olímpica, en Tokyo, acudió con Dani Mateo y Sebastián Martos. ¿Qué opciones de medalla se presentan para sus pupilos de cara a este verano, en París 2024?
Estamos terminando las competiciones de invierno. A partir de ahí, con la base de trabajo, planificamos de forma más precisa la Olimpiada, que será el objetivo de unos pocos, porque hay gente que tiene los pies en el suelo y sabe que no podrá ir. No es que la intensidad empiece a ser inmensa ya, sino que haremos un plan progresivo, empezando a entrenar bastante cantidad pero sin mucha exigencia. Poco a poco es una pirámide con una base muy amplia y asciende hasta el vértice en el que se quita mucho trabajo y haciéndolo más intenso.
¿Podremos celebrar éxitos de atletas abrazados por Enrique Pascual? ¿Quiénes tienen opciones de acudir a los JJOO?
Hay varios atletas con opciones. Cada vez es más complicado hacer las marcas para ir. Los portugueses Isaac Nader, que estuvo en la final del Mundial el pasado año, por primera vez, y Salomé Afonso, que tiene el mismo nivel que él, pero en chicas está muy difícil, porque la escuadra africana es imbatible. No lo entiendo, corren más que los chicos. Pero es muy buena, entrena mucho y muy bien y debería estar en la final. Ambos compiten en 1.500 metros. En cuanto a los españoles, Ibrahim Chakir en Maratón, ya estuvo en el Mundial; Abdessamad Oukhelfen, debería ir en 5.000 o 10.000; Sebas Martos está en buen momento y puede ser su Olimpiada; Yahya Aouina, que lleva tres años o cuatro en Soria, en 1.500 lo tiene complicado, porque el nivel de España en esa disciplina es brutal y un campeonato de España parece un Europeo. Tenemos a Dani Mateo, que es soriano, pero no ha hecho la mínima y no puede ir. Cada vez tengo más españoles de origen marroquí.
Cada vez tienes más atletas de origen norteafricano…
En España nos estamos quedando sin atletas. No hay quien pueda con ellos. A los locales les cuesta meterse en esos niveles y tienen una competencia casi desleal y es difícil de acceder a estos niveles.
¿Qué tienen los deportistas del continente negro para ser los mejores en este tipo de disciplinas?
Yo creo en la genética y la ciencia. Pero el esfuerzo es mucho de genética también. También creo en la adaptación a esa genética. Existe, pero el trabajo te tiene que llevar a ella. Cualquier 'blanquito' debe acceder a niveles muy parecidos. Ellos tienen bastante más selección natural que nosotros. El que es bueno y fuerte acaba saliendo. Nosotros salimos todos porque la ciencia y la medicina aquí está más avanzada. Sitios como Kenya o Etiopía tienen sitios para entrenar estupendos. Muchos entrenadores europeos van a entrenar allí. En esto, me da la impresión de que hay mucho esclavismo y van allí a captar y dejarán a otros tirados y otros saldrán adelante.
¿Cómo controláis a los atletas para enseñarles el buen camino frente al dopaje?
Yo estoy cabreado con los sistemas de control que se hacen. El infractor tendrá muchas vías para intentar infringir la ley, pero entiendo que uno pueda faltar varias veces, pero el sistema es tan duro y cruel que no te admiten nada. Un ejemplo de un corredor mío de Maratón: en una concentración, con hora de visita del control a las 8 de la mañana, él acudió pero nadie fue. A las 10 de la mañana le llaman para ir a hacer de liebre en una carrera, coge un avión y regresa al sitio de control. Y duerme en su localización. A la mañana siguiente a las 8 vuelve a estar ahí y le ponen una falta. ¿Cómo pueden hacer eso? Y tu no puedes recurrir. Yo muevo Roma con Santiago, llamo al centro de control, al director. Da igual, no hacen nada. Puedes caer una o dos, pero nunca la tercera. El sistema es difícil y podrían atenderte y argumentar porqué no estabas. No tienes derecho a réplica. Deben hilar más fino. No puedes ni ser infiel y estar controlado las 24 horas. Si tengo una hora de ventana para la visita, ven a esa hora. O llama por teléfono. El tema es delicado, y no es blanco o negro, hay muchos grises en el proceso.
¿Qué sentimiento tenéis cuando sale algún positivo en vuestro deporte?
El tema del dopaje es algo muy controvertido. Yo intento hacer mi trabajo, entreno con mi gente y lo que pase fuera en general me preocupa poco, pero está claro que cuando se dan estos casos, ese fraude que hace el deportista, al final te repercute, porque por esa trampa ha provocado que tu atleta se quede fuera de un campeonato y un poco después el que era segundo o tercero da positivo. Pues si eso hubiera sido antes, a ese corredor que se ha esforzado y que hubiera salido a flote, le han cortado las alas. La gente es libre, pero esa libertad de algunos acaba afectando al resto. Y es una faena muy gorda.
¿Por qué Castilla y León es un buen sitio para desarrollar un proyecto personal?
Uno no tiene el camino establecido. Podemos aplicarnos a Machado, que dijo que el 'camino se hace al andar'. La vida te va llevando. Yo siempre he pensado que soy del mundo, me da igual Soria, que Barcelona, Sevilla o Madrid. Estás en el mundo y caes donde caes por circunstancias. Me hubiera encantado quedarme en Madrid pero al querer hacer Medicina regresé a Soria. Ahora me atan muchas cosas y no me muevo, estoy muy a gusto y bien. No puedes echar la vista atrás y decir que has fracasado porque has hecho cosas bien y mal. El pasado no existe, se acabó. El tema de las Olimpiadas y las medallas ya es la Prehistoria. Hay que mirar al futuro, que en estos momentos es Soria, pero con los cabreos que tengo con las instituciones no te digo que me vaya a Portugal con estos chicos, donde viviré divino, pero no creo que llegue a eso.
¿Cómo influye Soria en sus valores y su personalidad?
Uno se va haciendo por la génesis, pero también por el ambiente, que te modela. Uno acaba siendo como es por el sitio en el que vive.
¿Cómo le gustaría la Soria del futuro?
No tengo una varita mágica ni sé por donde podría ir la ciudad. Al final, los sorianos tenemos un problema, que tenemos poco pero a veces esa tranquilidad nos viene muy bien y no peleamos lo suficiente para el desarrollo. La ciudad de Soria en el futuro debería estar más desarrollada desde el punto de vista no industrial, pero sí empresarial. La gran industria va a desaparecer, creo, porque no es el futuro de nadie, ya no existe, lo manufacturado cada vez pinta menos. Ahora es más la digitalización y producir cero. Queremos medios de vida más amplios, ahora hay poca cosa. El desarrollo va en esa línea. Lo que no puede ser es que todo esté en Madrid o Valladolid. Ahora en Soria van a poner el Centro de Datos de la Seguridad Social porque tiene ventajas de temperatura, 500 trabajadores, otra cosita como la gestión de multas, que está en León. No puede ser todo Madrid, luego se quedan sin agua y sin más cosas. No metas a más gente ahí, saca algo. En tema impuestos, pueden poner los impuestos a cero, porque tienen tantos ingresos y empresas… Aquí no puedes hacerlo porque tenemos que hacer una pista de atletismo cada 30 años. En Madrid pueden cada año. Los vasos comunicantes de la energía, del agua y de la economía deberían funcionar más a todos los niveles, comunicarlos entre sí. Eso haría que algunas ciudades, como Soria, tuvieran un rol un poco más significativo.