Pedro Sánchez ha anunciado su intención de crear "una comisión de trabajo" con el PP para hablar de cuestiones relevantes; la renovación del CGPJ, la financiación autonómica, sustituir en la Constitución la palabra "disminuido" por discapacitado. Una lógica reivindicación de quienes sufren algún tipo de problema físico o mental.
La renovación del Consejo es de máxima importancia pero difícil solución, porque las posiciones son inamovibles. El gobierno culpa permanentemente al PP de bloqueo y los dirigentes del PP no se fían de Sánchez, porque sus engaños están a la orden del día y además alcanzan ya a varios de sus ministros.
Lo sabe bien González Pons, responsable del PP para asuntos de Justicia, Interior y Defensa. Hace un año dedicó mucho tiempo a negociar con Félix Bolaños la renovación del CGPJ, en buen clima, y llegaron a un acuerdo. Una vez alcanzado, ante los rumores de que el gobierno pensaba derogar el delito de sedición por exigencia de los independentistas, Pons preguntó a Bolaños, que le aseguró que no se iba a producir esa derogación. Horas después el gobierno anunciaba la derogación del delito de sedición y la reducción de las penas por el delito de malversación. La indignación de Feijóo y de Pons fue perfectamente descriptible, y desde entonces consideran imposible dialogar, negociar o sincerarse con Pedro Sánchez y algunos de sus colaboradores, porque no tienen palabra. Por eso no se inmutan cuando Sánchez les acusa de no cumplir con la Constitución e impedir la renovación del CGPJ: el jefe de gobierno sabe perfectamente por qué el PP no se fía de nada que provenga de Sánchez o de Bolaños. ¿Quién garantiza que el gobierno va a cumplir sus compromisos? Una acusación, por cierto, que suelen lanzar sus socios, que esgrimen los papeles con la firma de los pactos alcanzados.
Sánchez ha dicho en la entrevista a Susanna Griso que ve "horizonte de acuerdo", e incluso que está convencido de que, en su situación, Feijóo habría apoyado la amnistía. No se sabe de dónde lo saca. Se queja Sánchez de que Feijóo no acepta ningún pacto de Estado pero no menciona que el presidente del PP le presentó 6 acuerdos por escrito, desarrollados, y Sánchez ni se dignó leelos. Como olvida el episodio de la negociación sobre el CGPJ que abortó una mentira de su ministro.
Lo que no olvida en cambio es que el PP es el partido que cuenta con más poder autonómico y por tanto a Sánchez le interesa resolver el problema de la financiación territorial para no tener enfrente a los ciudadanos indignados por la desigualdad de trato a las regiones en función de sus apoyos al gobierno de Sánchez. Ciudadanos que votan. Por ejemplo, en las elecciones europeas de junio, que preocupan en Moncloa porque Sánchez no puede permitirse un nuevo fracaso electoral de los muchos acumulados.
El "horizonte de acuerdo" a través de esa comisión de trabajo con el PP no se ve por ninguna parte.