Los cambios en Don Sancho y La Cestilla, tras los sanantolines

Carlos H. Sanz
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Durante los tres primeros meses, las obras solo se centrarán en la red de abastecimiento de agua

Los cambios en Don Sancho y La Cestilla, tras los sanantolines - Foto: Sara Muniosguren

La empresa Vías y Construcciones del Norte (Viacón) ha iniciado las obras de reurbanización del eje que comprenden Burgos, Don Sancho, La Cestilla, Menéndez Pelayo y Burgos, así como la plaza de Isabel la Católica, una actuación que supone una inversión de 1.073.084,14 euros y que, si no surgen problemas, estarán listas en enero de 2025.

El Ayuntamiento y la constructora han planificado esta intervención, que se financia a cargo a la segunda convocatoria de ayudas a municipios para la implantación de zonas de bajas emisiones de la Unión Europa y que afecta al único eje que atraviesa transversalmente la ciudad por el centro, en dos fases.

La primera parte está en marcha desde ayer y se centrará exclusivamente en la renovación de la red de abastecimiento de agua potable en las calles Burgos, La Cestilla y Don Sancho. Es, precisamente, en la primera, en el tramo comprendido entre la glorieta y la iglesia de San Lázaro donde los operarios de Viacón han comenzado a abrir una zanja que les dé acceso a las conducciones.

«La primera fase de las obras ha arrancado en la calle Burgos con el objetivo de llevar a cabo cambio del red abastecimiento de agua que discurre por esta, La Cestilla y Don Sancho», confirma el concejal de Urbanismo, Álvaro Bilbao, que declara que el objetivo es que esta mejora esté terminada «antes de que comiencen las fiestas de San Antolín», es decir, a finales de agosto.

El plan es, explica el edil, hacer algo similar a lo que se hace en las obras de la red de calor. Una vez se renueve la red de abastecimiento que discurre por estas tres calles, se cerrará la zanja con hormigón. «Así permanecerá durante las fiestas, de forma que estas vías estén exentas de obras durante los sanantolines y se puedan utilizar para el uso y disfrute de los palentinos, ya sea para uso exclusivo de los peatones o también para el tráfico rodado, según la Concejalía de Tráfico decida», declara Bilbao.

El Ayuntamiento no tiene claro de qué forma afectarán al tráfico rodado esta primera fase de las obras. La intención es, siempre que se pueda, ocupar solo un carril. Así se está haciendo estos primeros días, ya que los vehículos pueden seguir accediendo sin problema a estas calles desde la glorieta de San Lázaro para cruzar el centro. 

Obviamente, cuando en julio la zanja llegue al tramo de la calle Burgos comprendido entre la iglesia y el palacio provincial, no quedará más remedio que cortar al tráfico esta parte. El Ayuntamiento se resiste a dar una fecha exacta de cuándo ocurrirá esto porque «de momento solo tenemos una estimación hecha por la empresa y la Policía Local irá tomando decisiones en función de cómo se vaya ejecutando la obra», explica el concejal de Tráfico, Antonio Casas. A lo que sí se compromete el Ayuntamiento es a avisar con una semana de antelación a los vecinos y al resto de la ciudadanía cada vez que se produzca un corte. 

Cuando la renovación de la red de abastecimiento de agua llegue a la calles Don Sancho y La Cestilla, la intención del Ayuntamiento es que las obras «siempre ocupen solo uno de los dos carriles y que el otro pueda tener tráfico rodado», declara el edil de Urbanismo. No obstante, es más deseo que certeza, ya que el Ayuntamiento reconoce que «hasta que no se abra la calzada no se sabrá con exactitud por dónde discurre la tubería» y quizá se necesite cortar ambos sentidos de la circulación. Cuando se alcance la plaza de Isabel la Católica, se cerrará la zanja y todo quedará como está ahora mientras los palentinos disfrutan de los sanantolines. 

Segunda parte. Una vez pasen las fiestas, comenzará la segunda parte de la actuación que, ahora sí, se centrará en la reurbanización de las calles que, grosso modo, consiste en la sobreelevación de la calzada para igualarla a las aceras. Se comenzará, de nuevo, por la calle Burgos, donde la reforma se llevará por delante diez aparcamientos -5 en cada lado al principio de la calle-, la zona de carga y descarga y los aparcamientos que tiene reservados la Diputación. En estos espacios se crearán un total de 10 alcorques en los que se plantarán árboles lagerstroemia indica o árboles de Júpiter de flor rosa.

En el tramo de la calle Don Sancho y La Cestilla, se crearán aceras más anchas para facilitar el tránsito de peatones que las recorren a diario. Para ganar espacio, se reduce de dos a un carril la vía, que solo se podrá recorrer el sentido de circulación para el tráfico desde La Compañía a la institución provincial. 

Es la medida más controvertida de toda esta actuación, pero permitirá que la calle tenga aceras de 3,5 metros de ancho que, lógicamente, quedarán enrasadas con la calzada. La zona será de prioridad peatonal y quedará garantizada la accesibilidad. Llamará también la atención la forma en la que se resolverá el cruce con la calle Mayor, donde se dará continuidad a esta y su pavimento de granito sobre la carretera. La actuación se completará con jardineras. 

Uno de los retos de esta segunda parte de las obras es la reurbanización de la plaza de Isabel La Católica, ya que cambiará totalmente de aspecto para pasar de ser una confluencia del tráfico de varias calles con aceras de anchuras variables a un espacio de estancia integrada que ponga en valor los edificios de valor histórico que existen en ella. 

La propuesta pasa por reducir o mantener el ancho de todas las aceras en 3,55 metros para convertir la mediana en una zona de estancia con  cuatro jardineras y dos sillas y seis bancos y en la que lucirá una «estructura vegetal bioclimática» denominada corola de 5 metros de altura y 8 de anchura y que proporcionará una sombra de 50 m², con especies vegetales trepadoras y favoreciendo la disminución de la temperatura.

La actuación continuará por la calle de Menéndez Pelayo donde se igualarán calzada y aceras, aunque con el objetivo de dar prioridad a los desplazamientos peatonales entre la calle Mayor y la plaza de la Inmaculada. La intersección con las calles de Barrio y Mier y Juan de Castilla se modificará para dar el aspecto de continuidad a esas vías, lo que permitirá reducir la velocidad en el tramo y mejorar estéticamente esta zona.

Finalmente, en la calle de Antonio Maura, también quedarán enrasadas aceras y calzada, siempre con el mismo sistema de adoquines. El Ayuntamiento no actuará en la zona de asfalto pulido que se realizó el pasado mandato, por lo que aprovechará el cruce con Higinio Aparicio y Doña Urraca para crear una estancia que albergará un dibujo de una rosa de los vientos de ocho puntas y varios maceteros en las aceras. La zona de carga y descarga junto al bar El Recreo será eliminada. 

Para entonces, si no surgen problemas, correrá el mes de enero y la actuación se podrá ver terminada.