Estamos en el pórtico de las fiestas en honor a nuestra Virgen de la Calle. Candelas, patrona de Palencia. Y hubo un tiempo, y no muy lejano, en el que los poetas palentinos aportamos nuestra felicitación en un espacio dedicado a Ella, durante el transcurso de su novena. Yo, cualquier día, juntaré todos mis recortes, que guardo con mucho cariño, y formaré un mini-librito, que aunque pequeño en papel, estará relleno de ilusión y de buenos recuerdos. Cada columna estaba adornada con la Patrona en su pedestal. De todos aquellos asiduos colaboradores, y que a la hora de mostrar sus sentimientos, dieron la talla de forma magistral, faltan algunos,-bueno, pues ya tenéis la ocasión de felicitarla más de cerca-. Ahora, al releer parte de aquellos versos míos, me emociono mucho al comprobar que de los que suplicaban cosas, muchas se me concedieron. Los que formaban mezcla de ironía, humor y amor, siguen causándome las mismas sensaciones. Los tristes, añorantes, nostálgicos... ¡esos me hacen trizas!... En fin, que ya se ve que a pesar del tiempo transcurrido, el Don de su poderío sigue vigente. Claro que no le doy nunca mucho trabajo. Ella agradece mi conformismo porque no soy muy exigente. Yo creo que cuando se la propuso ser la Reina de Palencia, aceptó encantada. Subió a un Trono muy floreado, apoyado en tierra tan firme como los sentimientos de sus habitantes, y respaldada por un Cristo que con el gesto ya advierte que cuidadito con no cuidar a su paisana. Por eso Palencia, y con mucho acierto, reparte su cariño entre los dos. Y termino con uno de aquellos poemas míos, concretamente el del día 25 de enero de 2008, con el título LA MORENA DE MI VERSO: / Para todos, pasa el tiempo, todo el mundo se hace viejo / los Juanitos, ya son Juanes, y los padres, son abuelos. /Los achaques, y las canas van marcando nuestra vida, / pero yo te miro a Ti, y me quedo sorprendida. / No te arrugas, no te agachas, no te duelen las rodillas.../ Siempre guapa y bronceada, con tu niño en tu Capilla. / Por favor, dime el secreto de tu eterna juventud, / seguiré fiel tu consejo, por querer ser como TÚ. / Ni siquiera, nuestro nombre, tiene ya su mismo encanto. / Nos le quitan los mimitos, y le dejan liso y llano: / Carminilla, ya es la Carmen, Teresilla, es la Teresa. / ¡¡ PERO TÚ, eres MORENILLA, en lugar de....LA MORENA!!