Cuanto más cerca del área, mejor. Esa es la posición de Ilkay Gündogan. En ella triunfó en el Manchester City y en ella se gusta con Alemania en la Eurocopa. En dos partidos, ante Escocia y el pasado miércoles frente a Hungría, volvió a mostrar su mejor versión, la que no llegó a encontrar en el Barcelona pese a completar una temporada notable. Hansi Flick, que será su nuevo técnico en el conjunto azulgrana, deberá tomar nota.
La ausencia de un pivote de garantías en el cuadro culé en un año en el que las lesiones marcaron a Frenkie de Jong, restó números y estadísticas al mediocentro que, pese a jugar fuera de su posición, firmó cinco tantos en todas las competiciones y repartió hasta 14 asistencias para casi doblar su récord hasta la fecha (ocho en el conjunto inglés en la campaña 2018/19).
En Alemania, desde que aterrizó Toni Kroos, regresó a su posición natural, en la que se exhibió con Pep Guardiola, y recuperó su mejor versión sobre el césped.
Casi nadie como él interpreta los espacios. Además, aparece por la segunda línea constantemente como un recurso magnífico para el combinado dirigido por Julian Nagelsmann.
En su debut ante Escocia, fue objeto del penalti que sirvió a Havertz para transformar el 3-0; además, en el 2-0, filtró un pase magistral al atacante, que a su vez cedió la pelota para batir al guardameta Gunn; y en el 4-0 de Fülkrug, inició la jugada con un taconazo espectacular lleno de clase.
Pero también sobresalió en el 2-0 a Hungría, firmando otra asistencia de la que se aprovechó Jamal Musiala.
Ya en la segunda parte, cerró el partido con su primer gol en la Eurocopa, en el minuto 67.