Carmen Arroyo

La Quinta

Carmen Arroyo


Emigración generosa

04/07/2024

Marcelino se hubiese alegrado. Bien está lo que harán con Velintonia. Casa de Aleixandre. Leo la columna de Ilia Galán. Cambio de tercio. Valiente Ilia. Al pan, pan y panaderas. De acuerdo. Es justo y lícito que -los emigrantes- que tienen todo el derecho a buscarse una vida digna, lleguen a nuestra tierra. Hoy, hablo de una madre que, con hijo e hija vino a Palencia, buscó trabajo, lo  tiene y es tan eficiente que jamás dejó de ejercerlo en el mismo lugar. Sacó adelante a sus hijos. Les dio carrera: ellos, responsables, agradecieron el esfuerzo y se aplicaron bien. Se llama Rosi. Compartió conmigo su alegría y fotografías de las graduaciones. 
Gabriela, Técnico en Emergencias Sanitarias. Georgi Aleksandrov, sonoro nombre, uno de los tres mejores expedientes académicos de la promoción 2020/2024 del Colegio de Economistas de Valladolid, Palencia y Zamora. Pregunto: ¿Es justo cerrar las puertas a quien llega a nuestro país, trabaja en lo que le sale, sin que sea problema para los demás? ¿Quién tiene derecho a alborotarse y despotricar contra ellos? ¿Por qué no se dan una vuelta por la calle Mayor o El Salón? ¿Ven algún nativo, salvo familiar, que arrastre una silla de ruedas donde va una persona mayor, o camina segura del brazo de una joven que escucha (en casos aislados, pendientes de su móvil; lo he visto), entretiene, cuida y limpia su nariz si hace falta? 
¿De dónde ese odio cuando escupen que vienen a robarnos el pan? ¿Saben cuántas empleadas peruanas, colombianas etc. etc. trabajan en actividades domésticas?  ¿Y nativas? Antes sí. Lo sé pues tuve muchas y, buenas, durante mi vida laboral. Entonces eran de esta tierra: Pili, Carmen, Dolores, Yolanda, Luisa, Satur, o Rafa. Se casaban; llegaba otra. Fieles y cariñosas. Ahora, emigrantes. Gracias, Ilia. Hablas claro. Algunos rechazan trabajo que obligan a cierres no deseados. Reciben subvenciones. Nativos y emigrantes. No es justo. Debería hacerse seguimiento para saber quienes abusan y quienes no y, en esos casos, justicia, no ayudas a vagos. ¿Hay suficientes personas que puedan vigilar, controlar, evitar abusos? Hoy, en Recoletas, dos señoras hablaban de lo visto en la plaza Mayor. Recordaron la canción: Por el río Carrión… Que no ocurra.  Rizarzuelas, no.