Hace unos días se celebró una reunión de seguimiento de las actuaciones del Protocolo para el impulso de Palencia 2030, el cual tiene como objetivo hacer de Palencia un gran polo de desarrollo del sector agroalimentario. En dicho encuentro se trataron proyectos de desarrollo industrial y logístico, de emprendimiento, de colaboración entre empresas consolidadas y startups, y de vinculación del talento al sector agroalimentario. Los más destacados, la inversión de 23 millones en una Plataforma Logística ubicada junto al Parque de Proveedores de Renault en Villamuriel de Cerrato, y la inversión de 6 millones para crear el Incubatech en el polígono industrial de Magaz de Pisuerga para albergar startups del sector agroalimentario. Ya he hablado en este espacio de las fortalezas de Palencia para ser líder nacional en el sector agroalimentario. Sí, tanto la provincia como la capital. Y aquí radica, a mi juicio, el único «pero» a esta iniciativa, porque nuestra ciudad no sale de ella precisamente beneficiada. ¿La razón? Pues porque el Ayuntamiento de Palencia no figura entre los promotores del Protocolo, el cual fue firmado en noviembre de 2022 por la Junta de Castilla y León, la Diputación de Palencia, la Universidad de Valladolid, la Cámara de Comercio, la patronal palentina y diversas empresas y entidades del sector. Se me escapan las razones, quizás desidia, tal vez miopía, por las que la alcaldesa no parece interesada en adherirse al Protocolo, pero es evidente que nuestra ciudad no puede permitirse el lujo de no tener quien defienda sus intereses en su seno. Les pongo un ejemplo. ¿Sabían que, además de no contemplar ninguna actuación en la capital, la creación del Incubatech supone la marcha del Itagra y del Cetece a Magaz? Sí, se irán de Palencia, llevándose consigo los puestos de trabajo y borrando de un plumazo el anhelado deseo de crear un Parque Tecnológico Agroalimentario en el entorno del Campus de la Yutera. Y lo peor de todo es que no se ha oído de Judith Castro o Miriam Andrés una sola protesta al respecto. Estaban ocupadas. La primera, con sus jornadas de patatas a la importancia; la segunda, con sus críticas a la oposición por denunciar su excesivo gasto en las fiestas de San Antolín. Así nos va.