La actriz vasca Elena Irureta lleva toda su vida haciendo comedia, por eso era lógico que Álvaro Fernández Armero contará con ella para Ocho apellidos marroquís, la tercera entrega de una de las sagas más taquilleras del cine español. Elena encarna a una mujer pija, de buen corazón, a quien su difunto marido le involucra en una aventura vital que le lleva a Marruecos.
Con el papel de Carmen creo que vuelve a los orígenes de su carrera, con sketches cómicos…
Empecé haciendo de payaso, cuando terminé los estudios en la Escuela de Interpretación que abrió el Gobierno Vasco. Poco después empezó ETB, y como escribíamos los guiones nos contrataron y la misma productora nos dijo si nos sentíamos capaces de hacer un programa. Nos lanzamos a ello y, a pesar del pequeño presupuesto, el programa funcionó muy bien haciendo comedia.
¿Se siente usted cómoda en este género y qué le ha gustado especialmente de su personaje?
Cuando leí por primera vez el guion me pareció que mi personaje de Carmen estaba un poco pasado de rosca, pero luego haciéndolo me lo pasé muy bien porque cambia mucho. Al principio es muy cerrada y luego se abre muy rápido porque le puede el cariño y el amor de cumplir con los deseos de su marido fallecido.
La película contiene una crítica amable hacia los prejuicios que tenemos hacia ciudadanos en este caso marroquís. ¿Cree que, como ocurre con su personaje, muchas veces criticamos por desconocimiento?
Efectivamente, a mi personaje le parece mal todo lo que viene de lejos y no es cristiano. Pienso que la ignorancia y el desconocimiento envuelve muchas veces la forma de ser racista y clasista.
No obstante hay alguna secuencia que deja claro que la chica marroquí es una ligona que no sé si sentará bien en Marruecos…
Nuestra compañera María Ramos Mouhoub nos ha dicho que la mujer marroquí está muy empoderada y que ella se sentía afortunada de que la chica que encarna sea simpática y abierta. Por ello, cree que la película no va a llamar la atención por esos aspectos en Marruecos. Por cierto, el equipo marroquí con el que rodamos en Esauira era superprofesional, quedamos encantados
Usted tiene una carrera profesional de décadas pero, sin embargo, su excelente interpretación de Bitori, en la serie Patria, creo que ha quedado en la memoria de muchos espectadores. ¿Le duele que se le recuerde por uno de sus últimos papeles?
Mi padre, cuando empecé en ETB, me llegó a preguntar un día: ¿Pero, hija, realmente te pagan por hacer estas tonterías?
Por ello interpretar a Bitori ha supuesto un antes y un después. Había hecho papeles dramáticos pero no con esta repercusión y, de repente, que el director Aitor Gabilondo, que nos había conocido de jovencito haciendo comedia, pensara en mí para hacer este papel fue un lujo. Le estaré agradecida de por vida.