La palentina Nieves Rodríguez es la madre de Hugo, un joven de Síndrome de Down de 14 años beneficiario de la Ley de Dependencia. Recibió la primera valoración cuando tenía tres años y fue incluido en grado III (grandes dependientes). Con el paso de los años, la situación ha ido evolucionando y fue recalificado a grado II(severos). «Era dependiente total porque era medio bebé.A medida que fue creciendo ya no era tan dependiente», explica la madre.
Actualmente percibe dos prestaciones económicas: una por cuidados en el entorno familiar (CEF) y otra vinculada al servicio (PVS). En el primer caso, la administración paga al dependiente una cantidad que varía según el tipo de persona que la perciba y en el segundo, hasta el 90% del importe de las facturas emitidas por las entidades autorizada (como puede ser, entre otras, la AsociaciónSíndrome de Down Palencia -Asdopa-) hasta cierto límite por un determinado servicio, como fisioterapia, apoyo escolar o apoyo afectivo-sexual. «La ley está muy bien.Estoy satisfecha con la ayuda que recibimos por la Ley de Dependencia.Siempre queremos más y me gasto más, pero está bien», comenta.
Explica que el proceso para que su hijo fuera reconocido como beneficiario se desarrolló de manera rápida y comenta que el apoyo que recibió de la Unidad de Valoración y Atención a Personas con Discapacidad de Palencia, que atiende a niños de cero a tres años, fue óptimo para no tener problemas a la hora de realizar todos los trámites burocráticos.
«Toda la orientación que me dieron fue muy buena. Fui pautada muy bien y fui dando todos los pasos, aunqueconozco casos de niños que estaban fuera de esta unidad y que tardaron más.Es un jaleo mayor porque no sabían donde tenían que ir», declara Rodríguez.
Para evitar estos problemas, tanto ella como desde Asdopa explican que los Centros de AcciónSocial (CEAS) son un buen lugar para informarse de esta normativa que entró en vigor en 2006, dos años antes del nacimiento de Hugo. «Fue cuando se empezó a dar la dependencia a niños.Antes no se daba», añade.
CUIDADORES. Por otro lado, la madre detalla que tiene el convenio de cuidadores no profesionales. Esto significa que, además de atender a su hijo y cobrar una ayuda por ello, está dada de alta en laSeguridad Social por esta cuestión, corriendo la administración general del estado con estos gastos, lo que facilita a personas que no tienen trabajo cotizar a jornada completa y generar derecho a prestaciones de las que beneficiarse en el futuro, como las de jubilación o incapacidad permanente.
Esta medida está en vigor desde el 1 de abril de 2019.Anteriormente, tenían que hacerse cargo el cuidador de las cotizaciones.
De hecho, las cifras de personas ciudadoras no personales han subido en los últimos años. El último dato disponible son las 2.201 de 2023, más del doble de las 1.073 que había en 2017, el primero que aparece en la estadística de la Junta de Castilla y León. La barrera de los 2.000 se batió en 2020, cuando se alcanzaron los 2.028.
En este caso, la mayoría (1.286) son mujeres y 915, hombres. 898 atienden a personas que están dentro del grupo I, 768 a aquellos beneficiarios del grupo II y 495 a los que forman parte del grupo III.