Toyi Marcos Sosa

Desde mi ventana

Toyi Marcos Sosa


‘Hablando en plata’

24/09/2023

Magnífico programa el de Ónega y Chicote. Para los mayores ya  todo son barreras y sacrificios. Nos quitan todo aquello por lo que trabajamos y conseguimos y lo poco que nos queda, bancos, grandes empresas y administración central se han pasado de frenada. Nos amargan la vida en la que más solos y necesitados de ayuda estamos. Se agradece que programas tan  contundentes y certeros salgan a la luz. Todo es cierto. Id tomando nota jóvenes que decís que tenéis que pelear duro: hoy es a nosotros a los que nos amargan la existencia, mañana será a vosotros. De cincuenta para arriba, no te mojes la barriga. Una de las cosas que preocupan son las nuevas tecnologías. Llegaron para ayudarnos y de hecho son maravillosas en ciertos campos. Lo perverso son las agresivas para el humano, los grandes negocios ya no conocen límites, no existe regulación que ampare a las personas. La insolidaridad avanza. A los mayores, esta nueva técnica de estar en contacto permanente con una máquina es la peor de las pesadillas. Y ante esta tropelía, no  hay una responsabilidad corporativa. En los bancos las ventanillas han sido derribadas. En ellos, está depositado el sudor de nuestros muchos años de trabajo, convertidos hoy en  pequeños ahorros que cuando los necesitamos, si no pagas, solo encontramos infinidad de trabas. El empleado que recibe las protestas hace lo que le mandan: ¡al cajero!, dice. El mayor precisa de medidas seguras para evitar las inseguras. Esta generación, además de silenciada está olvidada. Y por cuanto dijeron para más inri, la tecnología es para mejor saber las cosas, no para que se forme un caos, y encima retire a gente en edad laboral. Lo que nunca creímos, es que iba a empezar por ser el enemigo público número uno para los mayores. Esto de quitar ciertos derechos a las personas ya no tiene pinta de frenar. La señora Calviño se alegró de que Chicote la pusiera al tanto: «Pásame el vídeo. Me interesa mucho. Estamos tratando de ayudar a las personas mayores». ¡Veremos, dijo un ciego! porque este es un proceso imprescindible para muchos y debe funcionar como personas con derechos y no como ciudadanos de segunda. 

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