Ingenieras para despertar vocaciones

Ical
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AMIT acerca a Castilla y León su proyecto 'Una ingeniera en cada cole', orientado a servir de inspiración a escolares de Primaria en las disciplinas científico técnicas.

AMIT acerca a Castilla y León su proyecto ‘Una ingeniera en cada cole’, orientado a servir de inspiración a escolares de Primaria en las disciplinas científico técnicas. - Foto: David Arranz (Ical)

Las cifras de matriculación de mujeres en las carreras técnicas siguen siendo bajas. Así lo recogen los datos de matrícula de grado del curso 2022-2023 del Observatorio de Calidad y de Rendimiento Académico de la Universidad de Salamanca. Números que reflejan 13 alumnas frente a los 16 alumnos en la titulación de Ingeniería Electrónica Industrial y Automática, 18 mujeres en una clase con 126 hombre estudiando Ingeniería Mecánica en el campus de Zamora o 21, con 110 compañeros, en el grado de Piloto de Aviación Comercial y Operaciones Aéreas. 

La situación es parecida en la Universidad de Valladolid. La memoria académica de la institución en el mismo período lectivo recoge, por centros universitarios, que en la Escuela de Ingenierías Industriales el pasado curso se matricularon 576 mujeres frente a 1.234 hombres, mientras que en la de Ingeniería Informática, los datos reflejaban 80 mujeres y 452 varones. En la misma línea de la ETS de Ingenieros de Telecomunicación, que contó con 244 alumnos y 69 alumnas. 

Seguras de que cambiar estos números es posible, la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT) ha puesto en marcha en Castilla y León su programa 'Una ingeniera en cada cole', con la que buscan, a través de profesionales del sector, que tanto niñas como niños normalicen la figura de la mujer en las profesiones científico técnicas. Empleos que no deben ser utopías y que pueden alcanzar en un futuro. 

"Queremos servir de inspiración para estas niñas", señala convincente a Ical la profesora de la escuela de pilotos de Matacán y miembro de AMIT, María Espinel. "Se trata de que las niñas no se vayan haciendo chiquititas", continúa, y de inspirarlas, para que la desigualdad que se demuestra en los números de las profesiones científico-técnicas pueda desaparecer. 

El programa, que se puso en marcha en Aragón en 2016 y se extendió por Andalucía y Madrid en cursos pasados, acerca a las aulas de los colegios de Primaria a ingenieras e investigadoras científicas para despertar vocaciones a través de talleres. Actividades, que definen como "dinámicas, divertidos y sencillas" pero con un claro trasfondo: las carreras científico técnicas sirven para resolver problemas. 

"Nos pareció una manera de acercar a través de actividades a los niños todas las salidas y cosas que se pueden hacer con estas titulaciones, y en concreto con las ingenierías", reconoce la profesora en Ingeniería de la Energía y Recursos minerales en la escuela Politécnica Superior de Ávila, Susana Lagüela. Una propuesta, como señala la ingeniera, "importante" para incrementar la representación femenina en las carreras STEM y poder contar en ellas con la visión tanto masculina como femenina, "porque son complementarias". "Ambas hacen falta, cada una con sus fortalezas, para cubrir las debilidades de otra visión", continúa. 

Además, desde la asociación señalaron que "está demostrado que las niñas a partir de los seis años tienen una autopercepción errónea de su capacidad de matemáticas". Así, entre los objetivos de este proyecto, también se encuentra que los profesores y profesoras sean consciente de ese sesgo, y puedan combatirlo en las aulas. 

Con todo, 'Una ingeniera en cada cole' busca, en palabras de Lagüela, "que tanto los niños como las niñas vean que una mujer ingeniera es algo normal y, con esa normalización, quitarles el posible miedo que pueda haber al emprender una carrera de ingeniería". Quitarles ese miedo para que, con tiempo y esfuerzo, puedan iniciarse en "una carrera muy apasionante, con mucha versatilidad que te puede llevar por muchos caminos en los que no habías pensado". 

Referentes, trabajo, voluntad e información

Elaborar un pequeño coche autónomo propulsado con energía eólica, adentrarse en el mundo de las estructuras mediante espaguetis y plastilinas o descubrir la diversión en los algoritmos, las matemáticas y los números, además del uso seguro de las redes y la huella digital, son algunas de las propuestas que las ingenieras llevan a las aulas para demostrar a los niños y las niñas que son capaces "de hacer cualquier cosa" y que pueden hacer "todo lo que puedas imaginar". 

Estos talleres han llegado ya a colegios de las provincias de Ávila, Salamanca y Valladolid, gracias a la labor de las voluntarias que participan en este proyecto. Es el caso de Sandra Sayagués y Lía Rozas, estudiantes de Ingeniería Química, y Andrea Rodríguez, estudiante de Ingeniería Informática, quienes participaron este mes de febrero en la actividad propuesta en el colegio Santa Catalina de la capital charra. 

Allí, las jóvenes han trasladado a los niños y niñas sus vivencias personales, cómo decidieron entrar en carreras de ciencias y la situación de la mujer en ellas, donde reconocen que existe "desigualdad" y la necesidad de combatirla. Charlas que les hubiera gustado tener cuando estaban en cuarto de Primera, y que rompieran el estigma de que, si estudiaban una ingeniería, iban a estar solas en una clase de hombres. 

Aunque Sandra y Lía bromean, admitiendo que en su clase hay muchas más ingenieras que ingenieros. "Es la excepción", matizan, mientras que, en la clase de Andrea, las cifras son más acordes a la tónica general, con tan solo tres chicas de casi un centenar de alumnos. 

Con la vista puesta en el mundo laboral, Lía Rozas señala que "si más mujeres conseguimos que abran las puertas y que puedan entrar con normalidad en las carreras, más mujeres podrán llegar arriba", con referencia a las primeras posiciones de las escalas científicas.

Referentes, trabajo, voluntad e información son cuatro factores clave para que los más pequeños apuesten por sus vocaciones. 'Una ingeniera en cada cole' supone un impulso para que las niñas y los niños elijan la profesión que quieran, pero que, si apuestan por las ciencias, sepan que pueden lograrlo, y que los estereotipos y los roles de género se queden fuera de las aulas.