Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


Crear y recrearnos

19/09/2023

El fenómeno del cambio que radica en cada uno de nosotros es el fundamento responsable que forjamos desde la experiencia. Este no puede alejarse de la propia identidad que está en constante devenir, teniendo en cuenta su naturaleza englobada en el amor como regeneración del espíritu. Desde luego, será bueno intentar rehacerse cada día, sobre todo en un mundo que se enfrenta a crisis cada vez más complejas, desde la pobreza y la desigualdad hasta la emergencia climática. 
Lo importante es salir del yo encerrado en sí mismo, conducirse y reconducirse al reencuentro, sin abusos, ni manipulaciones ideológicas o decisiones arbitrarias. Porque si la creación no termina, aunque solo sea para sostener y sustentar lo creado, la recreación nos hace perseverar en la custodia. Fructificar con el corazón palpitante para hacer frente al aluvión de contiendas y encaminar a la humanidad hacia la concordia, la estabilidad y la prosperidad para todos, es labor colectiva. En suma, que todos nos merecemos un futuro mejor y un presente entre la ilusión y el recuerdo.
Lo pasado, pasado es. En consecuencia, nunca es tarde tampoco para soñar por un porvenir abierto a las ventanas vivenciales, que son las que en verdad nos deleitan y magnetizan como señores, no como dueños. Lo valioso no está en el dominio, sino en la capacidad de servir y de donarse hacia todo lo creado. Nada ni nadie está excluido de esa responsabilidad fraterna. Por consiguiente, hay que aminorar la marcha para observar lo que nos circunda, recoger los avances y salirse de los retrocesos; y, a la vez, recuperar los valores y los grandes principios que nos humanizan en favor del bien agrupado. 
Es verdad que el mundo requiere acción, pero también reacción frente a la crecida de vocablos que nos polarizan y confunden, ante el déficit de credibilidad que sufrimos los moradores del planeta unos con otros. Ojalá aprendamos a salir de esta realidad injusta, eligiendo la dignidad sobre la humillación y el perdón en lugar de odiar. La solución de los problemas depende del individuo, de que prevalezca el bien sobre el mal, defendiendo los derechos humanos, aceptando nuestra humanidad común, pendiente del abrazo continuo del alma.