Apenas han pasado 53 días desde que el Barça caía humillado en casa (3-5) ante el Villarreal y Xavi sorprendía a todos en la conferencia de prensa: «Anuncio que el 30 de junio no seguiré como entrenador del Barça (…) Es irrevocable, aunque ganemos la Champions». La situación tenía apariencia de rendición, pero el mensaje pasó de devastar a liberar al equipo. Poco más de mes y medio después de la tragedia, el técnico 'presume' de su renuncia. «Sabía que, diciéndolo, el grupo se quitaría presión».
Quizás no es el mejor Barcelona de la temporada, ni el más ágil ni el más rápido, pero sí está más liberado y cerró su semana grande con nota: la semana pasada terminaba ante el Nápoles con su peculiar maldición moderna en Champions y accedía a cuartos de final cuatro años después. Y el último domingo completaba la jugada maestra con un convincente 0-3 en el Metropolitano, dando un paso casi definitivo hacia la próxima Liga de Campeones (dejó la distancia con el Atlético en nueve puntos) y hacia la segunda plaza, que le da derecho a disputar la próxima Supercopa de España. Los azulgrana no eran segundos en la tabla desde octubre.
Diez partidos
Aquel 3-5 ante el Villarreal fue el punto de inflexión de un 2024 que estaba resultando desastroso. En los ocho primeros encuentros del año -un mes de enero muy cargado-, el conjunto catalán encajó tres derrotas, dejó su portería a cero en una sola ocasión y se convirtió en el bloque que más goles concedía de Europa: anotó 20... pero le hicieron 19 (cuatro el Athletic y el Real Madrid en Copa y Supercopa, respectivamente). Los últimos cinco, los del Villarreal, provocaron la reacción fulgurante de Xavi y todo cambió a partir de entonces.
Son ya 10 duelos consecutivos sin conocer la derrota. Y la dinámica ha cambiado en todos los aspectos: a pesar de algún accidente 'grave' (el 3-3 ante el Granada en Montjuïc), son siete triunfos y tres empates, con 21 tantos a favor y solo siete en contra. Ter Stegen, retomando el pulso a la competición tras su regreso, ha dejado la puerta a cero en la mitad de estos partidos (cinco, los últimos cuatro en Liga de forma consecutiva).
Esta mejora defensiva también tiene que ver con el entrenador; no tanto con su discurso como con dos acciones determinantes: la ubicación de Andreas Christensen como pivote por delante de la defensa y la consolidación de Pau Cubarsí en el primer equipo (11 partidos del canterano como titular, nueve victorias y dos empates). Dos movimientos estratégicos que han permitido a los blaugrana cambiar completamente la cara.
Remontada
De febrero a esta parte, solo el Real Madrid aguanta el ritmo de los culés. Los de Xavi han conseguido 20 puntos sobre 24 posibles, frente a 18 de los merengues, 14 del Athletic, 11 del Atlético y apenas seis del Girona (citando a los equipos que pugnan por las cuatro plazas de Champions). Cuatro rivales a los que rinde visita desde febrero y, de momento, el Barça suma y sigue: salió 'vivo' aunque sin premio de San Mamés (0-0), conquistó el Metropolitano (0-3) y amenaza el Santiago Bernabéu (jornada 32ª) y Montilivi (jornada 34ª).
«Mientras haya posibilidades matemáticas, tenemos que seguir intentándolo», decía Sergi Roberto, consciente de que el Real Madrid tiene el trofeo cogido con las dos manos, pero que cualquier tropiezo blanco alimentaría las esperanzas de remontada: nadie lo ha hecho con LaLiga tan avanzada, aunque la única vez parecida tuvo al Real Madrid como víctima. Hace 20 años, cuando tenía ocho puntos de renta sobre el Valencia en la 26ª jornada… y terminó el campeonato en cuarta posición, a siete del cuadro que entonces dirigía Rafa Benítez. No parece el mismo escenario, dada la fiabilidad de los de Chamartín y el «estamos en el mejor momento de la temporada» que repite constantemente Ancelotti. Sin embargo, la línea 'alcista' del Barça es innegable: veteranos como Gündogan o Lewandowski se han sumado a la pujanza de los Lamine Yamal y compañía en el tramo decisivo de la campaña.