A la vista de los resultados económicos del sector financiero del pasado ejercicio, los principales bancos españoles avanzaron ayer que prevén que 2024 volverá a ser un buen año para sus balances, pero insistieron una vez más en que el impuesto fiscal extraordinario aprobado por el Gobierno no solo perjudica a las entidades, sino a la economía española en su conjunto, por lo que piden reflexionar al respecto para no perder competitividad con sus adversarios internacionales.
En este contexto, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, pidió que el impuesto a la banca se utilice para generar un incentivo que aumente la solvencia de las entidades, tal y como se ha hecho en el caso italiano.
Durante su discurso en el IV Observatorio de las Finanzas, De Cos trasladó la idea de reducir la carga fiscal que soportan las entidades españolas con el objetivo de aumentar su solvencia y prepararse ante eventualidades negativas.
También reclamó a la banca que utilice parte de los beneficios que han obtenido en los últimos años para aumentar su nivel de resiliencia, puesto que considera que probablemente parte del incremento de la rentabilidad que el sector ha registrado en 2022 y 2023 gracias a la subida de tipos «no está para quedarse».
«Es esperable que haya un incremento del coste del crédito en algún momento y que las rentabilidades se reduzcan, aunque probablemente no a los niveles tan bajos que teníamos antes de la pandemia», explicó el economista.
Por su parte, el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, volvió a cargar contra el impuesto al sector y se preguntó en qué país se perjudica a su propia banca y se beneficia a la extranjera, exenta del pago de este gravamen.
El máximo ejecutivo de CaixaBank reconoció que la rentabilidad del sector ha mejorado, «pero no es alta». En el caso de su compañía, el retorno es del 13% sobre el capital, sin embargo, la media de las empresas del IBEX 35 es superior, pues está en el 17%, subrayó.
Además, Gortázar lamentó que se afeen los resultados de los bancos atendiendo únicamente a la cifra absoluta de beneficios, sin pensar en el capital invertido por miles de accionistas, quienes en su opinión tienen que beneficiarse ahora de esa mejora.
En el caso de CaixaBank, entre sus 600.000 accionistas está la Fundación la Caixa, que retorna ese beneficio «a la sociedad» y también el propio Estado, a través del FROB. Por lo tanto «no es que nos dé vergüenza, nos parece una magnífica noticia» repartir más dividendo, explicó Gortázar.
Crecer y avanzar
En la misma línea, el consejero delegado de Santander España, Ángel Rivera, declaró que todo el mundo debería entender que es bueno que las empresas ganen dinero, paguen impuestos y contribuyan al progreso del país, y citó como ejemplo a un grupo de distribución con unos resultados «magníficos».
Y a renglón seguido consideró que los propios reguladores o quienes legislan deberían pensar en el crecimiento económico. Si un país no crece, no avanza», advirtió, al tiempo que recordó que en el caso de España hay que trabajar «mucho» en reformas estructurales.
Sobre el gravamen extraordinario, el máximo responsable del negocio del Banco Santander en España manifestó que ningún país tiene un impuesto de este tipo sobre los ingresos y coincidió en que cualquier decisión del Gobierno al respecto, ya sea ampliar su duración o hacerlo permanente, se podría debatir y «dialogar». Además, Rivera exigió «claridad en las reglas del juego» y advirtió de que «no todo vale», dando a entender que si los bancos españoles cotizan por debajo de su valor en libros es porque se ahuyenta a los inversores.
Desde el BBVA, el director de desarrollo de negocio del banco, Gonzalo Rodríguez, también fue claro al afirmar que «el impuesto es malo para la economía en su conjunto», después de explicar que un tercio de los resultados del sector ya van destinados a pagar impuestos, otro tercio a remunerar a los accionistas y otro tercio a financiar el crecimiento de empresas y familias.
Más allá del impuesto, los tres grandes bancos, y también el Sabadell, son optimistas sobre la evolución del negocio en 2024. Todos confían en que una posible bajada de tipos a partir de junio dinamice la demanda de crédito.