La escultura La Castañera ocupa desde ayer un lugar preferente en la calle Mayor, en la zona demarcada entre la Bocaplaza y el Patio Castaño. Así comenzó Diario Palentino en su edición del 3 de julio de 1999 la información relativa a la inauguración de esta icónica escultura, realizada por el invidente Daniel Calvo. Veinticinco años después, la obra permanece en el mismo lugar y, al igual que el día de su colocación, continúa acaparando las miradas de todos los viandantes que pasan frente a ella.
Daniel Calvo trabajó en el desaparecido Parque Móvil Ministerial hasta los 47 años, edad a la que perdió el ojo izquierdo y gran parte de la vista del derecho en un accidente mientras fabricaba un destornillador. El tiempo terminó de deteriorarle la visión hasta su ceguera total, condición que no le impidió manifestar sus dotes artísticas.
Pocos años después de la jubilación por su invalidez, estuvo interno en un centro de la ONCE en Sabadell (Barcelona) para aprender a convivir sin la vista. Entre las actividades llevadas a cabo se encontraban los trabajos con barro, en los que, entre otras cosas, moldeó su primera castañera, de un tamaño más pequeño que la actual. «La hice porque me acordaba de La Perea, un antiguo puesto de chucherías que vendía castañas en invierno», relata el autor.
Daniel Calvo junto a su obra - Foto: DPEste primer trabajo fue publicado en una revista editada por la asociación de minusválidos Mupli. Gracias a esta publicación, el Ayuntamiento tuvo conocimiento del talento de Calvo para las esculturas, por lo que le encomendó, junto a la delegación provincial de la ONCE, la realización de una más grande.
«Me costó lágrimas empezar, no me atrevía», confiesa Calvo. Prueba de su indecisión a la hora de aceptar tal encargo fueron los más de seis meses desde la propuesta hasta su aceptación final. «Al final quedé satisfecho, más ahora que va a ser su cumpleaños de plata y que, además, coincide con mi 85 aniversario», manifiesta.
La figura de barro fue trasladada a San Fernando de Henares, en Madrid, donde se forjó el molde de cobre que luce en la calle Mayor.
EMOCIÓN. Pese a que no puede verla con sus propios ojos, Daniel Calvo es parte de La Castañera. Lo es porque se basó en sus propias facciones de la cara para elaborar la de la escultura, al igual que empleó su propia talla para hacer a escala la imagen en tres cuartas partes de la misma. «He marcado todos los detalles que he podido tocándome yo mismo, afirma, a la vez que asegura que se tomó medidas «brazo a brazo» antes de comenzar a trabajar.
La pretensión de Calvo siempre fue que su obra «estuviera a la vista». «Que no hubiera que mirar hacia arriba.Si pones la escultura en un lugar más alto, la mitad de la misma se tapa», añade. Condición que, amén de la «estupenda» ubicación en la que se encuentra, estuvo más que cumplida.
Como curiosidad, cabe mencionar que el autor no quiso introducir pequeños detalles de menor tamaño a tenor de lo que había ocurrido con obras similares en la ciudad. «La escultura de la niña de la comba me pareció preciosa cuando la toqué, pero dije que la comba estaba muy débil y se podría arrancar. A los tres días de su inauguración, alguien se la llevó», concluye.