La liquidación del presupuesto municipal suele pasar desapercibida para la ciudadanía, al igual que el resto de responsabilidades asumidas por el concejal de Hacienda. Es mucho más llamativo, para gloria de sus ediles, el asfaltado de una calle, la inauguración de un centro social, o la celebración de un concierto en fiestas. Es una concejalía, la de Hacienda, de trabajo diario, callado e ingrato. Viene esta reflexión a cuento de que la liquidación del presupuesto 2023 del Ayuntamiento de Palencia ha arrojado un remanente de tesorería negativo de 1,4 millones de euros, lo que supone que los gastos han superado a los ingresos en esa cuantía. Un desastre. Es la primera vez que sucede en la reciente historia del Ayuntamiento, lo cual pone el foco mediático en el concejal de Hacienda, Carlos Hernández.
Como es habitual, cada partido culpabiliza al otro de este descalabro. El PP dice que ese remanente negativo es fruto del despilfarro del equipo de Miriam Andrés desde que tomó posesión en junio de 2023. El PSOE, en palabras de Hernández, lo achaca a la negligencia del PP al dejar de cobrar una millonada de ingresos a lo largo de sus mandatos, y añade que se ha enterado de ello hace un mes, lo que a mi juicio es algo inaceptable.
Carlos Hernández no intervino en el pleno del 17 de marzo de 2022 sobre la liquidación del presupuesto 2021, el último como portavoz de hacienda del PSOE en la oposición. Tampoco lo hizo en el del 20 de julio de 2023 sobre la liquidación del presupuesto 2022, recién entrado como concejal de Hacienda. Inaudito. No sé si por desconocimiento de la materia o por dejadez, pero el caso es que no fijó posición. Lo digo porque en los expedientes de dichas liquidaciones hubiera podido ver, de ser cierto, que había esa millonada pendiente de cobro, y hubiera podido denunciarlo en su momento. Pero lo peor no es eso. Lo peor es que en sus primeros meses como concejal de Hacienda ha incurrido en una evidente dejación de funciones. Debía haber estado al tanto de la negativa evolución de la liquidez del Ayuntamiento, y haber ordenado medidas de mejora en la gestión del cobro y, sobre todo, de contención del gasto, incluido el de las famosas luces navideñas. No lo hizo, y de aquellos polvos nos vienen estos fangos... perdón, lodos.