Hace solo unas cuantas décadas alimentarse era otra cosa. A mediados del siglo pasado España era muy diferente y los hogares no estaban en condiciones de permitirse muchos lujos, aparte de que la oferta a la que podía acceder el ciudadano medio no era, ni de lejos, similar a la que existe hoy en día. Comer era más bien una cuestión de necesidad y el disfrute o la salud eran conceptos secundarios o directamente no contaban, aparte de que la información al alcance del consumidor era escasa. Se comía lo que había.
Sin embargo, los hábitos de consumo se han modificado sustancialmente durante los últimos años. Sin duda, la preocupación por mantener un estilo de vida saludable a través de una mejor y más equilibrada alimentación, algo que hace no tanto ni se planteaba, es uno de los cambios más significativos. Hoy en día el consumidor es más consciente de lo que compra y come y desea estar informado y conocer las propiedades de lo que ingiere, su procedencia o sus procesos productivos, de manera que pueda elegir alimentos más naturales, con una lista de ingredientes tan reducida como sea posible, pero sin olvidar nunca el disfrute.
Un ejemplo claro de esto es la figura del nutricionista, casi inexistente hasta hace relativamente pocos años. Según la Universidad Europea Miguel de Cervantes, estos profesionales han de ser capaces de «orientar la alimentación y nutrición de las personas de acuerdo con los principios de protección y promoción de la salud, prevención de enfermedades y tratamientos dietético-nutricionales».
Para satisfacer estas nuevas demandas, la innovación se perfila como un elemento clave: según el Radar de la Innovación de Kantar, en 2023 más de la mitad de las marcas españolas aumentaron su nivel de innovación, pasando de un 39% en 2022 a un 53% en 2024. De acuerdo con Kantar, la innovación no solo ayuda a conectar con el consumidor sino que también contribuye a impulsar la economía, ya que las innovaciones de éxito también repercuten en el consumo general de la categoría en un 15%. Un beneficio, por tanto, para el consumidor, que consigue un producto que se adapta a sus necesidades, y para la marca, que incrementa sus ventas.
Según el informe Fooduristic'22, la alimentación del futuro será trazable, transparente, segura, saludable, sabrosa y personalizada, entre otras cosas. De hecho, ese cambio ya se está dando y ahora disponemos de una especie de hibridación entre la alimentación de las generaciones precedentes y las nuevas tecnologías que está transformando lo que comemos y cómo lo comemos.
Las innovaciones pueden surgir por diferentes motivos: quizá ofreciendo un formato más práctico o puede que buscando evoluciones mucho más disruptivas que crean algo que hasta ese momento no existía o que mejoran lo ya existente. Ejemplo de nuevos formatos es el caso, por ejemplo, de la 'Salchiloncha' de Campofrío, que está elaborada con la misma fórmula que las salchichas pero en un formato loncheado, de manera que su uso puede cambiar totalmente para integrarse en un bocadillo o utilizarse como un ingrediente adicional en wraps o pizzas y atender así las demandas de los nuevos consumidores.
Las proteínas son macronutrientes fundamentales dentro de una dieta saludable y su aporte es imprescindible para el desarrollo y reparación de músculos y tejidos. Según el estudio ANIBES de la Fundación Española de la Nutrición, un 16,8% de la dieta de los españoles corresponde a proteínas. Y ante la demanda de proteína de una población consciente de su gran peso en la dieta, las compañías innovan en esa dirección. Ejemplos de esta tendencia son los nuevos productos altos en proteínas como el 'Snack'In mini fuet alto en proteínas', una propuesta innovadora pensada para consumidores con un estilo de vida activo que contribuye a mantener la energía necesaria durante todo el día. También han surgido nuevas categorías basadas en proteínas alternativas como la línea Better Balance, o snacks nutritivos de carne, lácteos, vegetales y fruta como Snack'In for You, modificando la forma en la que se toma el aperitivo y permitiendo combinar disfrute y equilibrio nutricional.
En la búsqueda de alimentos más naturales, la eliminación de aditivos se ha configurado como unas de las ambiciones de las marcas. En este sentido, destaca el proyecto desarrollado por Navidul, que ha creado un exclusivo proceso que permite eliminar los aditivos o conservantes artificiales de su jamón curado, reduciendo a dos la lista de ingredientes: jamón y sal. Esta fórmula, que constituye un hito en el sector, mantiene el sabor, la textura, el aroma y los estándares de calidad de uno de los alimentos más icónicos de la gastronomía española.
En la misma línea, Campofrío ha conseguido una mejora nutricional en otro de los alimentos icónicos españoles, el chorizo, reduciendo un 30% de su contenido en grasas pero conservando todas las propiedades del producto original. Esto se ha conseguido reduciendo el contenido de grasas y grasas saturadas y sustituyéndolas por grasas vegetales.
En definitiva, los hábitos de alimentación están cambiando y la industria ha de adaptarse a las demandas del consumidor si quiere mantenerse a flote. La información sobre nutrición está al alcance de cualquiera y a la hora de llenar el carrito somos cada vez más exigentes. Los productos que adquirimos para alimentarnos han de satisfacer nuestras expectativas y los fabricantes, aun manteniendo productos tradicionales, saben que necesitan de la innovación para ofrecer lo que el público demanda.