España debe romper un enorme techo de cristal en cuartos: jamás en su historia batió al anfitrión, ni en Eurocopas (cinco veces), ni en Mundiales (cuatro). Alemania será el décimo 'local' al que medirse y la estadística no acompaña a la Roja. 

La nefasta racha empieza a construirse en los cuartos de final de Italia'34. En uno de los mayores 'atracos' de la historia del fútbol (Mussolini no podía quedarse sin 'su' Mundial), España caía en un partido de desempate (1-0) marcado por el juego violento local y dos goles anulados de forma injusta. Esa 'maldición del anfitrión' se prolongó en los Mundiales contra Brasil en 1950 (derrota por 6-1 en el grupo), contra Corea en 2002 (3-5 en la tanda de penaltis en cuartos… con aquel arbitraje nefasto de Al-Ghandour) y contra Rusia en 2018 (3-4 en penaltis, octavos de final). 

En la Eurocopa han sido experiencias más recientes, y todas negativas. De nuevo se abrió baúl de las calamidades ante Italia: en la fase de grupos de la Euro'80, la Roja empataba (0-0) en el Giuseppe Meazza. Cuatro años después se producía la derrota ante anfitrión más dolorosa de todas, la de la final ante la Francia de Platini: un 2-0 que dejaba el título en el Parque de los Príncipes. Y también en la siguiente edición, la de 1988, España caía ante Alemania (0-2) en la fase de grupos. 

Ya en 1996, a la selección le tocó vivir una situación similar a la actual: medirse al anfitrión (Inglaterra entonces) en cuartos de final. Tras un intenso 0-0, la tanda de penaltis (2-4) dictó sentencia en favor de los locales. La última vez que la Roja se había medido al organizador de la Euro fue en Portugal 2004: en la fase de grupos, el equipo en el que comenzaba a despuntar un tal Cristiano Ronaldo se llevaba la victoria por 1-0.