La Navidad se celebra a lo grande en Guardo. Prueba de ello es el belén monumental que monta la Asociación Barrio Barruelo del municipio, con figuras a tamaño real y varias piezas articuladas. Este año vuelve a adornar los pies de la Casa Grande en un espacio de aproximadamente 700 metros cuadrados. Es un nacimiento único en la provincia.
«Todas las figuras están hechas con material reciclable. De una bicicleta, por ejemplo, podemos fabricar una», detalla Justo Arnáiz, presidente de la Asociación Cultural Barrio Barruelo del municipio, responsable del belén. «Comenzamos a prepararlo a comienzos de octubre. Tenemos muchas figuras del año anterior, aunque todas las navidades vamos añadiendo otras nuevas», subraya.
Durante estas fiestas, la representación guardense incorpora tres nuevos animales móviles. «Todas las figuras nuevas se hacen con movimiento», añade Arnaiz. Y es que las previsiones de la asociación pasan por animar completamente el Belén. «Las primeras figuras, que estaban hechas de madera, las hemos ido sustituyendo por otras animadas. Algunas las sustituimos y otras las inventamos de cero. Nuestra previsión es que el 90% del belén esté animado», relata Arnáiz. El secreto para dar vida a estas figuras reside en el acoplamiento de motores a unos brazos circulares que imitan el movimiento que más se asemeje a cada escena.
Más allá del tamaño de las 72 figuras, con una altura media similar a la de una persona, y los movimientos de 35 de ellas, la vida en el belén de Guardo se palpa gracias a las rutinas que se han añadido a las diferentes piezas, imitando una jornada diaria. «La figura de la cocinera, por ejemplo, está en funcionamiento por la mañana. Después para y se vuelve a activar en la comida y la cena, imitando las rutinas reales», ejemplifica. «Con el panadero pasa lo mismo: se activa por la noche, que es cuando trabajan, y por el día no. Todas las figuras tienen su ciclo de trabajo, tal y como lo tendrían en la realidad».
Siguiendo esta línea, las luces también juegan un papel importante para dotar de vida a los diversos escenarios de la representación. «Tienen un ciclo de día y uno de noche», asegura Arnáiz, quien también subraya la existencia de diferentes tonos de luz que «aumentan o disminuyen en función del momento del día». «La fragua, por ejemplo, tiene una iluminación que varía de potencia en función del horario», apostilla.
«Es un boom turístico», afirma. Y no es para menos, ya que, como se detalla desde la Asociación Cultural Barrio Barruelo, «hay ocasiones en las se programan viajes a la Montaña Palentina y, de paso, paran a ver el belén», declara.
El disfrute de los visitantes es posible gracias al esfuerzo de los voluntarios que lo montan cada año, y con este van 36, el ya tradicional belén del pueblo. «Hay que hacer un mantenimiento continuo. Al estar las figuras en constante movimiento y en un clima lluvioso las tenemos que arreglar constantemente», asevera Arnáiz. Esta problemática no ocurría en el primer Belén, el de 1988, donde las figuras estaban hechas con sacos y tablas. «Fue algo muy cómico. En Guardo no había belén en la calle, así que decidimos hacer uno. A la gente le gustó y aumentamos las figuras, la técnica y todo», concluye.